Luego de que en los últimos días se difundiera que Tierra del Fuego y Santa Cruz podrían ser protagonistas de un tsunami, científicos de la Universidad Nacional de Mar del Plata analizaron si es posible que suceda lo mismo en Mar del Plata.
En tal sentido, desde el CONICET se detalló que en Mar del Plata se observan olas de mayor tamaño que en las ciudades costeras que la rodean, como Villa Gesell o Necochea. El tamaño de sus olas se debe a que la plataforma continental es más angosta, con menos fricción y la ola mantiene mayor energía.
Federico Isla, investigador superior del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC- CONICET, UNMDP) remarcó que la probabilidad de que exista un tsunami en nuestras costas es baja y no se podría predecir. Y en el caso de que sucediesen la magnitud del hecho sería mucho menor a los que conocieron en la costa Pacífica de Sudamérica.
En las costas bonaerenses suceden otros fenómenos que generan más preocupación que los tsunamis, las sudestadas. Este fenómeno meteorológico es mucho más frecuente, causa daño mas frecuentemente y sí existen elementos que permiten anticipar su llegada, como así también medidas para disminuir sus efectos.
Existen registros en la ciudad que dan cuenta de la existencia de una ola muy grande que conmocionó a los bañistas que se encontraban en las playas el 21 de enero de 1954. En un lapso de pocos minutos el agua subió su nivel más de un metro, producto de tres olas consecutivas que cubrieron completamente el Muelle de los Pescadores y barrió con todos los bañistas del sector de playa. Once personas tuvieron que ser asistidas por asfixia y más de un centenar por contusiones, pero sin víctimas fatales. Pasados seis minutos la situación volvió a la normalidad.
Existen diversas hipótesis para explicar el fenómeno sucedido hace más de 60 años. Según el investigador marplatense, las olas pudieron haber sido provocadas por erupciones volcánicas submarinas o por el deslizamiento al fondo de grandes masas de Tierra, que podría haber ocurrido en la isla Bouvet, en el Atlántico Sur. Según fotografías aéreas esta área cambió de forma por actividad volcánica, en una fecha cercana a este oleaje inusual. Ese fenómeno coincidió con el único ataque de un tiburón de envergadura en la playa de Miramar.
Según otros investigadores el fenómeno se debió a cambios en la presión atmosférica, que generaron una actividad marina inusual.
Ambas explicaciones lo convierten en un evento aislado y con poca probabilidad de repetirse, y lejos de fallas tectónicas. Mar del Plata parece a salvo de estos eventos, al menos con la frecuencia que ocurren en otros océanos.