El 16 de mayo de 1998 Hugo Peña (tenía 18 años por entonces) enseñaba a manejar su auto a una amiga que, desafortunadamente, chocó el vehículo de un ex policía. El joven regresó para responder por lo sucedido, lo detuvieron y lo llevaron a la Comisaría V. Al día siguiente apareció muerto, colgado del pasamanos de su auto con el cordón de su zapatilla.
Desde el principio, la causa fue caratulada como suicidio, por lo tanto no hay ningún detenido imputado por la muerte. Esto se dio a pesar de las declaraciones de un oficial arrepentido de apellido Britos, quien describió cómo el joven habría sido torturado por el oficial Walter Granillo y un suboficial de apellido López.
A pesar de esta confesión, y las pericias de parte de la familia que demostraban lo improbable de un suicidio, los forenses que respondían al poder político de turno firmaron un documento en el que aseguraban que el joven se había quitado la vida.
La madre de Hugo, Mirta Peña asegura que "la cúpula mayor de la Policía tapó lo sucedido, con la complicidad de la justicia local". Además, criticó que el caso de su hijo se haya politizado al decir que "hay jueces que expresaron que mi hijo se mató solo pero en el lugar donde lo encontraron no habia huellas, sino borcegos de la Policia".
Por otra parte, sostuvo que "mi hijo no se iba a matar y sabemos quien es el asesino, el cordón estaba mal puesto según los peritos". En ese sentido, Peña manifestó que "nosotros trajimos un perito de Córdoba y Maza (Gobernador de La Rioja por entonces) trajo uno de Santa Fe y obvio, el de Maza decía la verdad y el de nosotros mentía".
Por último, la mujer dio a conocer que periódicamente cruza al supuesto asesino de su hijo en la vía pública. "El asesino de mi hijo se me ríe en la cara, mis hijos también siempre lo encuentran; una noche me insultó, hice la denuncia y me dijeron que no encontraban su domicilio".