Su hablar tranquilo, manso, incluso a veces cerca del susurro, tenía equilibrio -como un singular ying - yang-, en lo intensamente expresivo de su música, que brotaba de las cuerdas de su charango con una sonoridad que fue su sello a lo largo y ancho del mundo, lo que no es una metáfora, por cuanto Jaime Torres llevó realmente la cultura andina hecha partituras, por los más diversos escenarios del planeta.
Este jueves se cumple un mes del fallecimiento del artista nacido en Tucumán, pero que reconocido jujeño por adopción, en muchas partes se lo nombra como alma mater del Tantanakuy, el encuentro de instrumentistas iniciado en 1975 en Humahuaca y que al presente ha alcanzado una escala que trasciende fronteras geográficas y encasillamientos artísticos.
Y tanto es el sentido de pertenencia que no sólo dejó esa herencia artística a los quebradeños sino también la decisión de uno de sus hijos, Juan Cruz, de hacer de Humahuaca su hogar, su lugar en el mundo y donde fundó años atrás la Casa del Tantanakuy.
Pero además, tanto amor del eximio músico por esta tierra jujeña queda puesto de manifiesto en el acto póstumo de traer sus cenizas a la Quebrada para que reposen precisamente en la Casa del Tantanakuy.
Los actos se desarrollaron este mediodía en la histórica ciudad, habiendo comenzado cerca de las 10:00 con la concentración de músicos, familiares, autoridades e invitados especiales en el atrio de la Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria, templo donde el padre Jesús Olmedo ofició una misa en su memoria.
Finalizado el oficio religioso, una caravana de músicos acompañó la urna funeraria que contiene las cenizas del músico, hasta el barrio Santa Bárbara, donde se emplaza la Casa del Tantanakuy.
Allí se sirvió a los presentes un almuerzo, que en un clima de confraternidad dará lugar a un homenaje musical que se extenderá hasta aproximadamente las 18:00.
"Al cumplirse un mes de su fallecimiento, expresamos nuestro profundo agradecimiento a todas las personas que nos acompañaron en estos momentos", manifesó la familia Torres, que al invitar a toda la comunidad a participar de estas actividades recordaron al Maestro como un "hombre humilde de la tierra, que llevó el arte del pueblo hacia el mundo".
Entre los presentes en las exequias estuvieron los músicos Tukuta Gordillo, Reynaldo Mamaní, Beatriz "Negrita" Cabana, el poeta José Rodríguez Bárcena, artistas populares llegados desde diversos puntos de la provincia y periodistas de medios locales y nacionales.