Durante décadas, el bidet fue un símbolo de higiene, confort y diseño europeo. Sin embargo, en los hogares modernos, este clásico sanitario comienza a desaparecer.
La nueva tendencia combina elegancia, practicidad y sostenibilidad, transformando por completo la forma de concebir el baño contemporáneo.
Un cambio que marca época
Lo que antes era un elemento infaltable, hoy se percibe como anticuado, poco funcional y difícil de integrar en espacios reducidos. En viviendas donde el aprovechamiento del espacio y la estética minimalista son prioridad, muchos arquitectos y diseñadores coinciden: el bidet ya no encaja.

Este cambio no significa renunciar a la higiene, sino reemplazar el bidet tradicional por soluciones más modernas, discretas y prácticas que aportan un toque sofisticado al baño.
La alternativa práctica y elegante que arrasa en 2025
La sustitución más popular es la ducha higiénica o ducha lateral, un pequeño rociador instalado junto al inodoro. Este sistema (habitual en países como Japón, Francia o Reino Unido) mantiene el mismo nivel de limpieza personal, pero sin ocupar espacio adicional.

Su éxito radica en sus múltiples ventajas:
- Instalación sencilla: no requiere obras mayores ni grandes reformas.
- Diseño minimalista: se integra fácilmente en baños pequeños o de estética moderna.
- Mayor comodidad: puede utilizarse sin levantarse ni desplazarse.
- Sostenibilidad: permite ahorrar agua y reducir el uso de papel higiénico.
Además, es una opción especialmente útil para personas mayores o con movilidad reducida, ya que evita posturas incómodas y facilita la higiene diaria.
Baños modernos sin bidet: más espacio
Prescindir del bidet abre nuevas posibilidades en el diseño del baño. El espacio liberado puede aprovecharse para colocar un lavarropas, muebles auxiliares o zonas de almacenamiento, algo impensado en los baños tradicionales.
Los especialistas coinciden en que esta tendencia marca una nueva era en el diseño del baño, donde la funcionalidad convive con la estética, la adaptabilidad y el respeto por el medio ambiente. En los hogares modernos, el lujo ya no se mide en cantidad de objetos, sino en el equilibrio entre confort, diseño y sostenibilidad.