En enero y a pocos días de asumir como ministro de Medio Ambiente del gobierno de Jair Bolsonaro, Ricardo Salles visitó Foz de Iguazú para participar del aniversario Nº 80 del Parque Nacional Iguazú. En esa oportunidad, el funcionario defendió las sociedades público-privadas en este tipo de parques y dijo que es el modelo a seguir en el resto del país.
Dos meses más tarde, Salles comienza a encaminar su deseo. Esta semana al salir del Senado, el ministro dijo que el gobierno este año pretende comenzar con las privatizaciones y la administración de sus parques nacionales, incluyendo a sus sitios turísticos naturales más famosos.
Salles incluyó a las Cataratas del Iguazú (que se extienden a lo largo de la frontera con Argentina), como uno de los parques nacionales más famosos del país. Y según dio a entender, es uno de los que podrían ser administrados por el sector privado.
El ministro también citó como objetivos potenciales para la administración privada a la isla Fernando de Noronha, un destino exclusivo para quienes practican buceo. También a los parques nacionales Pau Brasil, Chapada dos Veadeiros e Itatiaia.
André Lima, abogado brasileño especialista en temas ambientales y coordinador del programa de deforestación de Marina Silva en la época que fue ministra de Medio Ambiente de Lula se mostró preocupada por la idea del actual Gobierno Nacional.
"Uno de los riesgos es que no se respeten las reglas básicas de los parques, que no haya estudios que califiquen la capacidad de soporte de los parques para actividades y que la cosa crezca más de lo que debe. Lo peligroso es que en poco tiempo se quiera levantar casinos dentro de un parque nacional", comentó Lima, en diálogo con La Tercera.
Por otra parte, activistas y ambientalistas han manifestado su temor a que en la gestión de Bolsonaro quieran suprimir las restricciones a la construcción en zonas protegidas, favoreciendo el desarrollo económico a corto plazo a costa del medio ambiente.