A pocos días de que empiece la primavera, las altas temperaturas ya se hacen sentir. Y con ellas, aparece un clásico: los pies transpirados dentro de las zapatillas. Para evitar el mal olor y el desgaste, la mayoría de la gente opta por dejarlas al aire libre, aunque no todos saben cuál es el lugar correcto para que no se arruinen.
Muchos creen que el sol es la mejor opción porque seca más rápido, pero especialistas en calzado advierten que esa práctica puede ser peligrosa. El calor directo no solo reseca los materiales, también puede deformarlos, despegar las uniones y hasta borrar los colores originales.

Airear sin dañar: lo que recomiendan los expertos
La clave está en elegir un espacio con sombra y buena ventilación. De esta manera, el secado es más lento, pero también más seguro. Aflojar los cordones y sacar la plantilla ayuda a que el aire circule mejor por dentro, evitando que la humedad se concentre.

Además, si las zapatillas son de cuero o materiales sintéticos, el sol puede volverlos quebradizos. Por eso, el consejo de los expertos es siempre el mismo: “Airealas a la sombra, nunca bajo los rayos directos”.
Un truco muy usado es colocar papel absorbente en el interior. Este método acelera el secado y neutraliza olores, pero hay que reemplazarlo cada cierto tiempo para que funcione bien. También es clave evitar el secador de pelo o la estufa, porque el calor intenso puede provocar el mismo daño que el sol.

El mantenimiento correcto no solo prolonga la vida de las zapatillas, también ayuda a mantenerlas limpias y con mejor aspecto. Y si hablamos de calzado deportivo, un buen cuidado asegura que sigan siendo cómodas y que no pierdan sus cualidades técnicas.