Durante el primer semestre del Gobierno de Javier Milei la actividad económica cayó un 3,2%, contracción que se vio atenuada por la fuerte recuperación del sector agropecuario una vez superada la sequía.
Las cifras corresponden a un informe mensual que publica el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) y están en línea con los anticipos que habían comunicado en forma individual los diferentes sectores económicos del país.
El deterioro, que se arrastra desde finales del año pasado, se prolongó al arranque de 2024 y el Gobierno nacional lo atribuye a las medidas que se vio obligado a tomar en función de la situación en la que “heredó el país”.
De todas maneras, el informe del Indec pone en duda la aseveración del Gobierno acerca de que en junio la recesión tocó piso. Sucede que el organismo informó que en ese mes la actividad cayó 0,3% contra mayo y así se abortó el repunte insinuado en el quinto mes del año cuando había mostrado un alza de 0,7% contra abril.
Además, si se compara junio de 2024 contra junio 2023 la caída de la economía fue de 3,9%, la segunda más fuerte del período. Y también revirtió el resultado positivo de mayo, que había sido de 1,9% interanual.
Pero al analizar el interior de la muestra y el comportamiento de los distintos segmentos de la actividad económica la conclusión es que los resultados generales podían haber sido peores si no fuera por la recuperación que tuvo el campo. Según el Indec, el sector agropecuario creció 66% entre enero y junio: las bases eran muy bajas dado el hundimiento que produjo la sequía.
Si bien el consenso es que la economía argentina está en condiciones de afirmar su recuperación en la última parte de este año, las proyecciones marcan un 2024 con una disminución del PBI 3,5%. Para 2025 las estimaciones privadas e incluso del propio Fondo Monetario Internacional (FMI) es que el país crecerá 5%.
Junto al agro, el otro sector que dio un respiro fue el energético que logró una expansión de 5,2% en el período analizado. También se insinuó una mejora de la minería sobre el cierre del período que le permite cerrarlo con un alza de 2%.
Industria y construcción, a la baja
En donde no hubo señales favorables fue en dos de los motores centrales del andamiaje productivo nacional: la industria y la construcción.
La actividad manufacturera sufrió una contracción de 3,4% en el primer semestre, mientras que a partir de la cancelación de la obra pública la construcción se desplomó 13%.
Como consecuencia de este contexto general, el comercio mayorista y minorista muestran una baja en promedio de 2% (cabe aclarar que el Indec no discrimina dentro de cada grupo el desempeño de subconjuntos).
Los números de caída son mucho más profundos si en lugar de medir lo que sucedió en el semestre se realiza la comparación interanual. En ese caso la industria se desplomó 20,4%, la construcción 23,6% y el Comercio 18,6%. En contraposición, el agro experimenta un salto de 82,4%,
Opiniones disímiles
La oscilante coyuntura también refuerza la grieta entre los economistas. Si bien la mayoría se inclina por la necesidad de un ajuste del tipo de cambio y por la liberación del cepo para afianzar la recuperación, existe una corriente que considera que una devaluación sería muy perjudicial en la actual situación.
“La mayoría de los economistas creen que hay que devaluar yo creo que no. Si devaluamos explota todo por los aires, se acabó Milei, se acabó todo”, fue la tajante definición del influyente economista Ricardo Arriazu, durante una presentación este mediodía en el Rotary Club Argentino de la Ciudad de Buenos Aires.
Asimismo, se pronunció a favor de una salida del cepo gradual y pronosticó que el Banco Central está en condiciones de comprar cerca de US$ 6.000 millones para las reservas en lo que resta del año.
Por su parte, Fausto Spotorno explicó que “el tipo de cambio oficial ya no se usa para nada. Se mueve en $ 1000 y $ 1300 pesos (según la aplicación). Es una brecha del 40% (con el paralelo), pero no hablamos de un dólar súper atrasado” y consideró que “se podría salir (del cepo) a $ 1200 pesos sin un efecto inflacionario fuerte”.
En declaraciones periodísticas, para el profesional de la consultora Orlando Ferreres la economía tocó piso en marzo y desde ese momento comenzó a dar signos de recuperación “aunque en forma heterogénea”.