Por Gabriela Martín.
Los números indican que alrededor de un cuarto de los lectores argentinos elige temáticas de autoayuda, publicaciones que fomentan la individualidad y ofrecen recetas con posibles soluciones a distintos problemas personales. ¿En qué se basa esa selección? ¿Tiene que ver con la incertidumbre y la sensación de fragilidad inmersa en la sociedad o es una respuesta a tanta oferta del mercado?
Según publica UNCiencia, desde 2004 el Centro de Investigaciones sobre Sociedad y Cultura (Conicet-UNC) estudia a través del Programa de Investigación Transformaciones culturales contemporáneas este fenómeno (tanto la producción editorial como la recepción de sus lectores). Su directora Vanina Papalini explica que para ella, los libros de autoayuda pueden ser considerados como una biblioterapia, una terapia que utiliza a los libros como herramienta fundamental en el tratamiento de las dolencias y como guía para la vida.
"La moda de la autoayuda empezó hace muchos años. Uno de los primeros libros que marcó el rumbo en Argentina fue Tus zonas erróneas, de Wayne Dyer, a fines de los '70. Pero, más acá en el tiempo hay otros que incluso se han convertido en best sellers, como Confianza Total, Quién se ha llevado mi queso, El caballero de la armadura oxidada o El Secreto, por citar algunos. También hay novelas que son tomadas como autoayuda; tal es el caso de Juan Salvador Gaviota o El arte de la guerra", dice a Tu Día Alberto Mateu, especialista en la materia.
Y agrega: “En todos estos casos, las historias que relatan hacen que uno valore su familia, su dinero, la simpleza. Libros para tener confianza, para olvidar, para recordar, para volver a olvidar”.
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Los orígenes de la literatura de autoayuda se remontan a la década del ´30, pero en los últimos 40 años su crecimiento ha sido exponencial. Según estadísticas de la Cámara Argentina del Libro, astrología, esoterismo y autoayuda representan aproximadamente el tres por ciento del total de libros editados en Argentina, al menos durante los últimos cinco años. Además, la Encuesta Nacional de Consumos Culturales del Sistema de Información Cultural de Argentina, del año 2013, refleja que el 23% de los lectores consumen ese tipo de textos.
Para la investigadora, este género puede también ser entendido como una técnica, un mecanismo de adaptación a las exigencias de la época. “Los libros de autoayuda tienen una función clara en relación a la subjetividad. Poseen una orientación bien instrumental, ya que deben ofrecer solución a un problema. En general, terminan ofreciéndola con una especie de prescripción o un conjunto de recetas o pasos, que son la forma sintética en la que se alcanza el objetivo. Nos ofrecen un procedimiento regulado, repetible, generalizable”, expresa Papalini.
En su trabajo, la investigadora analizó material de autores de origen anglosajón, escritores locales y de origen francés. Entre los consultados se encuentran best sellers como Los seis pilares del éxito, de Stephen Covey; libros de Pilar Sordo y el clásico Cómo ganar amigos e influir en las personas, de Dale Carnegie, un texto de 1936 que sigue reeditándose y fue utilizado como el prototipo de la autoayuda en sus orígenes.
Su influencia
Para su investigación, Papalini también analizó cómo funciona la lectura, interpretación y uso por parte de las personas. En las entrevistas realizadas en Córdoba se encontró con gente que sufre, que padece, que no la pasa bien, y los libros son un recurso, pero no el único, con el que tratan de ayudarse para resolver estos problemas.
Así surgió el concepto de “culturas terapéuticas”, que refiere a una popularización del uso de todo un conjunto de terapias que, con mayor o menor fundamento, ocupan el mismo espacio que antes cubrían exclusivamente el médico y el psicólogo.
Esa gama de terapias o estrategias varía de acuerdo al nivel socioeconómico. "En los grupos medios y altos, la gente realiza talleres de meditación o constelaciones familiares, por ejemplo. En sectores más populares, en cambio, se forman grupos de ayuda mutua, a veces vinculados a iglesias (evangélicas por lo general), y también aparecen recursos y creencias que pueden estar vinculados a la medicina popular, al curanderismo o la santería", señala.
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Y cierra: “De todos modos, sería muy ligero decir que estos libros modelan absolutamente lo que somos. Si bien somos sujetos, tenemos esta capacidad de trabajar sobre nosotros mismos y lograr ciertos niveles de autonomía, que tienen que ver no solo con lo que se nos ofrece, sino con el modo en que vamos experimentando la vida con otros.
El género elegido
Es necesario entender a estos libros en el marco de la cultura masiva, una de las características de la autoayuda es que está en sincronía con la lógica del mercado. En América Latina, las cíclicas crisis que afectan a determinadas regiones hace que este tipo de publicaciones tengan mayor demanda. En un contexto de mayor fragilidad, el sujeto la pasa peor y tiene muchas más chances de sufrir. “Es ahí donde el libro se vuelve una herramienta para ayudar a resolver, o una muleta para andar un poco mejor, pero no necesariamente alcanza”, analiza Papalini.
Y sigue: “Una vez que un conjunto de ideas, una narrativa o un personaje funcionan bien, se sacan reversiones infinitas. Existe además un aprovechamiento máximo: sale el libro y también el almanaque, un conjunto de aforismos para cada día de la semana, la agenda, el audiolibro”.
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Entre los más leídos
• Confianza Total, de Verónica y Florencia Andrés
• Quién se ha llevado mi queso, de Spencer Johnson
• El caballero de la armadura oxidada, de Robert Fisher
• El Secreto, de Rhonda Byrne
• Viva la diferencia, de Pilar Sordo
• Emoción y sentimientos, de Daniel López Rosetti
• La conquista de la voluntad, de Enrique Rojas
• Manual para NO morir de amor, de Walter Riso
• Nunca renuncies a tus sueños, de Augusto Cury