Los niños aprenden más con un cuento

Para los chicos, los problemas cotidianos de la primera infancia se resuelven mejor desde una cierta distancia. El cuento como recurso lúdico para el aprendizaje de los hábitos. 

Los niños aprenden más con un cuento
Cómo ayuda la lectura a aprender hábitos cotidianos\u002E

Por Alejandra Boldo.

Crecer no es nada sencillo. Y aprender, al tiempo que se transita ese proceso, mucho menos. No es fácil para los niños, que deben incorporar nuevos conocimientos y hábitos, ni tampoco para los padres, encargados de la titánica tarea de educar.

Durante ese aprendizaje, muchas veces los chicos no pueden procesar directamente algunos temas. Les resulta demasiado fuerte y no quieren escucharlos.

En esos casos, una opción para educar sobre los hábitos de la vida diaria es trabajarlos desde la distancia. Y el cuento, como recurso lúdico y didáctico, se convierte en una excelente herramienta.

Por ejemplo, un conejo que no quiere probar la zanahoria, un perrito que no quiere ir a la escuela de circo o un gato que tiene miedo de quedarse solo, es una técnica que le da a los chicos la posibilidad de ver su preocupación desde lejos y así identificarse con el personaje, sin quedar arrollados por la ansiedad.

Consultada por Día a Día, Maritchu Seitún, psicóloga especializada en crianza, insistió en la efectividad de incorporar buenos hábitos a partir de la lectura. En ese sentido, aseguró que el inconsciente entiende las metáforas y que los cuentos ofrecen la distancia necesaria para procesar las recomendaciones.

"Un conejo que no quiere probar la zanahoria, ayuda al niño a resolver sus pocas ganas de probar fruta o espinaca", remarcó la reconocida especialista. Entonces, la lectura se convierte en una aliada para que los chicos aprendan mejor; incluso, se vuelve más interesante si es con historias divertidas.

La importancia del juego

Los padres pueden ayudar a los más chiquitos a resolver los problemas cotidianos a partir de dos pilares fundamentales: el juego de representación (o de roles) y los cuentos.

"Cualquier tema se puede jugar para que los chicos hagan a su muñeco, jugando, aquello que tienen que hacer, por ejemplo vacunarse. En segundo lugar, los cuentos son una manera de presentar un problema y sus soluciones de una forma que los chicos nos quieran escuchar", explicó Seitún.

Durante el proceso de aprendizaje, el juego desempeña un rol fundamental. "Jugando, los chicos aprenden, descubren e inventan el mundo. Un mundo que obviamente ya está inventado, pero resulta mucho más rica la experiencia de descubrir e inventar que la de aprender pasivamente. Jugando también aprenden a esperar, a esforzarse, a frustrarse, y eso facilita el proceso", agregó.

Cuentos para crecer

La colección Cuentos para Crecer, de Maritchu Seitún y Sofía Chas, precisamente abordan algunos temas trabajosos de la primera infancia. Los chicos se hacen amigos de Coco y de Mini y, a través de ellos, trabajan temas fundamentales como la hora de ir a la cama, el miedo al médico, dejar el chupete o controlar esfínteres.

La serie, que recientemente incorporó dos nuevos tomos ("A comer" y "Esperando al hermanito"), está pensada para ayudar a todos los adultos a cargo de la crianza de los más chiquitos a que encuentren la mejor manera de resolver las dificultades que aparecen en la vida diaria frente al aprendizaje de los hábitos.

Cómo enseñar a través de la lectura

• No dejemos de leer a nuestros hijos hasta grandes. Una carta de lectores, un chiste o una noticia del diario son excelente oportunidades para compartir nuestra cosmovisión y para hablar de temas que nos importan.

• Que los hijos nos vean leer.

• Pasemos un rato por hijo por día interesados y jugando a lo que ellos quieren. No hay mejor promotor de la autoestima que saber que los padres detienen su ajetreada vida para interesarse por los temas de sus hijos.

• Juguemos con ellos.

• Dejemos el teléfono y la computadora, como mínimo dos horas por día, hasta que los chicos se acuestan. Ellos aprenden de nosotros el uso, o abuso, de la tecnología. No los usemos en la mesa ni en el auto.