Por Alejandra Boldo.
Regordete y simpaticón, con un corazón esponjoso y un cuerpo que materializa la unión de muchos lazos. Un poco gruñón, con una espalda bien celosa capaz de resguardar el más importante de los tesoros. Chiquito, pero tan enorme que entra apretado en cada abrazo. Colorido, amigable y muy suavecito.
Ese es Ludoviko, un muñeco fabricado con desechos textiles que nace de un proyecto solidario cuyo principal objetivo es generar oportunidades de trabajo para las personas que más lo necesitan.
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El emprendimiento es desarrollado en forma conjunta por la Cooperativa Textil Libres y Dignas, de barrio Maldonado, que básicamente le da vida al personaje, y la iniciativa social Generación Vitnik, que dona toda la materia prima para la fabricación y se encarga de vender el producto final.
Además, Ondulé, una empresa que fabrica juguetes, y la asociación civil El Arca aportan conocimientos, información y experiencia para cerrar el círculo.
Todos esos actores se unieron, de la misma manera que los pedacitos de tela que conforman el muñeco, para recuperar, reutilizar y crear, entendiendo que desde el diseño se pueden impulsar cambios y mejorar la vida de las personas.
Es que justamente todo el dinero que se recauda de la venta de este juguete lo recibe la cooperativa, que lo destina a mejorar la calidad de vida de las cinco costureras que trabajan allí y las condiciones edilicias del taller para que puedan seguir generando y recibiendo otros trabajos.
Quién lo hace
Día a Día habló con tres de las cinco modistas que se encargan de materializar este juguete. En el corazón de barrio Maldonado, en un salón que comparten con otras actividades de la cooperativa, las chicas se dedican a unir retazos que, todos juntos, tiran para el mismo lado.
El desafío las sorprendió. Algo de miedo las invadió, pero nunca dudaron en hacerlo. Si bien trabajan desde hace años en la confección de prendas y accesorios, esta vez tuvieron que aprender cómo fabricar un juguete, sobre todo porque nunca habían manipulado piezas tan pequeñas.
“Fue algo diferente a lo que veníamos haciendo (remeras, bolsas, mochilas, ropa de trabajo). Al principio no sabíamos si iba a salir y un poco nos costó. Fue una apuesta fuerte. Pero nunca dijimos que no. Al final, nos gustó y el resultado es genial”, contó Adriana.
La apuesta es ambiciosa y las chicas están más que entusiasmadas. El pedido inicial es grande y, por el momento, la venta está dando sus frutos. “Sabemos que hay mucha gente interesada en el muñeco. Incluso, quienes ya lo recibieron están muy contentos. Eso está muy bueno, fabricar algo tan importante”, explicó Georgina.
El diseño del muñeco es muy alegre. Tiene muchos colores, texturas y estampas. Está relleno de vellón y confeccionado con retazos de telas, lo que lo hace único. Eso también fue una enseñanza para las chicas, aprender a aprovechar al máximo todos los materiales.
“Este trabajo que estamos haciendo también es un mensaje, una forma de enseñar que no hay que tirar y que es mejor reutilizar. En el taller siempre hay chicos y a ellos también le contamos la importancia de reciclar los desechos textiles para poder fabricar algo interesante como es este muñeco”, detalló Norma.
Desde Generación Vitnik, en tanto, esperan que con Ludoviko los niños aprendan jugando a ponerse en el lugar del otro, a ser más responsables y solidarios.
Cómo conseguirlo
» El muñeco sale 199,90 pesos.
» Se puede comprar por catálogo, el mismo que distribuye los productos de la empresa de indumentaria.
» También se adquiere llenando un formulario en la página de Generación Vitnik.
» Por el momento sólo está disponible en Córdoba, pero la idea del proyecto es impulsar su venta en el resto del país.
Por qué comprarlo
» Ayuda a la ecología.
» Recupera los desechos textiles, que de otra manera van a la basura y contaminan el planeta.
» Genera muchas sonrisas.
» Es amigable.
» Está hecho a mano.
» Está todo cosido y no contiene piezas peligrosas.
» Contribuye al trabajo de cooperativas más pequeñas.
» Colabora con el trabajo autogestivo.
» Es un muñeco para todas las edades.
» Es único. Al estar confeccionado con retazos, no hay dos iguales.
Más allá de las ganancias, el proyecto quiere generar solidaridad, amor, apoyo y creatividad.