Por Gonzalo Toledo.
Empezamos por el final, con la última pregunta de una larga charla con Néstor Garnica, el violinero.
–¿Por qué el violín? ¿Cómo llegaste a ese instrumento que, si bien es asociado a lo clásico, es muy popular en la música argentina?
–Llego a través de Sixto Palavecino, por el programa que tenía, que se llamaba El alero quichua santiagueño que estaba en Radio Nacional Santiago del Estero. Empiezo a escuchar ese programa porque mi abuelo pertenece a la zona quichuista y el programa identificaba al quichiusta que está lejos de esa zona y que quiere escuchar quichua. Después, me hizo un poquito más grande y empecé a tocar. Conocí el violín... y después Don Sixto me prestó el violín alguna vez. También estaba el amigo de La Paternal, el gran Fernando Matos, creador del Cuarteto de Cuerdas para el Folclore, un gran violinista. Tenía 10 ó 11 años cuando empecé a estudiar y empezó un amor eterno.
–Interesante, lo de lengua quichua ¿hay dónde estudiarla? Porque está descuidada.
–Sobre todo en Salavina es un lenguaje oral y resistido por los intelectuales. No quieren que esto se siga difundiendo, pero bueno. Existen lugares como Salavina, Atamisqui, cerca del Salado, en las orillas del Dulce o Loreto... son los lugares en los que todavía se practica el quichua. Los niños aprenden a hablar primero el quichua, pero cada vez son menos, de todas maneras. Pero lugares donde estudiarlo exactamente no hay.
–Es una deuda pendiente.
–Sí. Va muriendo de a poquito. Desde el Perú hasta aquí sé que hay asambleas de quichuistas, de peruanos, bolivianos, chilenos y argentinos.
Al principio. Regresamos al punto de partida. Este viernes, Néstor será el anfitrión de una nueva Fiesta del Violinero, que tendrá lugar en el Comedor Universitario, con las presencias de Los Manseros Santiagueños, Dúo Vislumbre, Calle Vapor y Juan Martín Medina. Las entradas cuestan 320 y 165 pesos, según las ubicaciones y ya se pueden comprar en Disquerías Edén de Obispo Trejo 15 (esquina Deán Funes), Locuras de Peatonal 9 de julio 451, Patio Olmos (Primer Piso, al lado del cine), Nueva Terminal de Ómnibus (Local 12), Paseo Rivera Indarte de Bodereau 7571 (Local 150) y Oktubre de Peatonal 9 de Julio 138 (Local 30 de Galería Paseo del Sol). En Internet, en Ededentradas.com.ar.
Retrocedemos nuestra grabación, para volver al comienzo de la charla.
–Hacía rato que no hacíamos un Comedor Universitario y volver ahora después de un par de años se me hacía importante; pero no es para nada fácil.
–¿Qué te genera volver al Comedor? ¿Cuáles son las primeras emociones que sentías al volver a tocar ahí?
–Siempre me acuerdo de los Comedores que pudimos hacer y estaban llenos de gente. ¡Esperemos repetir! Porque en Córdoba hay gente que le gusta el folclore, gente que va por primera vez a escucharte y se sorprende. Lo bueno es que hubo un crecimiento constante, si bien no soy como otros artistas que tienen masividad y prensa... hemos decidido que sea así.
–El famoso 'de boca en boca' funcionó y funciona.
–Claro. La verdad que sí y a mí me gusta que así sea. Así vamos creciendo de a poco, a paso lento, pero a paso firme.
–Eso está bueno, te permite pisar sobre bases bien sólidas, son pasos que vas dando hacia adelante, cortitos pero que te afianzan.
–Exactamente. La verdad es que a nosotros nos viene funcionando bien de esta manera y estamos contentos. El hecho de traer a Los Manseros es algo que queríamos hacer hace años y esta vez se da.
–¿Van a confluir en algún momento en el escenario?
–¡No lo sé! Mirá que tengo cinco discos grabados con Los Manseros, he grabado con ellos desde chico. En el 90 por ciento de los violines grabados de Los Manseros estoy yo, entonces es una marca que tengo. Es una historia, una marca... que ellos me hayan abierto las puertas de su casa.