En los últimos 10 años, los casos de alergia a la proteína de leche de vaca (APLV) se triplicaron. El dato surge de un informe científico que realizó un grupo de especialistas del Hospital Italiano de Buenos Aires.
Los científicos identificaron como causas posibles los cambios en el estilo de vida, la predisposición genética, el aumento de las cesáreas, el uso de antibióticos y factores ambientales.
El estudio se realizó analizando las historias clínicas de 14.710 recién nacidos, que fueron luego seguidos en su crecimiento por el hospital.
Del sondeo se desprende que mientras en 2004 la APLV era del 0,4%, hacia fines de 2014 ese valor había trepado a 1,2%.
"Los resultados arrojaron, además, que de los casos que presentaron APLV, el 55,2% fueron niñas y la edad promedio de diagnóstico fue de 3,6 meses, con una edad mínima de un mes y máxima de 11 meses", detalló Claudio Parisi, especialista en Alergia e Inmunología, presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC) y uno de los investigadores que participó del estudio.
La más frecuente
Dentro de las alergias alimentarias, la APLV es la más frecuente en menores de 5 años, principalmente porque la proteína de la leche de vaca suele ser la primera proteína a la cual se exponen los bebés alimentados con lactancia materna exclusiva (donde la leche materna en realidad es un medio de la proteína de la leche de vaca por el consumo de la madre) o con la propia leche de vaca.
Los padres deberían estar atentos cuando se presenta un llanto persistente en los niños, sangrado en la materia fecal, reacciones alérgicas, síntomas símil reflujo, cólicos y retraso en el crecimiento (enteropatía), algo que puede ocurrir si el bebé no es diagnosticado a tiempo.
De todos modos, los especialistas advierten la importancia de diferenciar la alergia de la intolerancia a la lactosa. Las alergias son una respuesta inmunológica mientras que la intolerancia a la lactosa se vincula más con una reacción de inflamación, eructos y otros síntomas.