Servilleta y cubiertos, la otra pasión de Roberto Battaglino

Roberto Battaglino es periodista de La Voz del Interior y Canal 12, donde escribe y habla principalmente de política. Entre sus otras pasiones, la cocina está en el podio.

Servilleta y cubiertos, la otra pasión de Roberto Battaglino
Roberto Battaglino\u002E

Por Fabricio Esperanza.

"Che, pero tengan cuidado, siguen diciendo que soy un buen cocinero y al final alguien se lo va a terminar creyendo", dijo Roberto Battaglino cuando fue contactado por Día a Día para entrevistarlo sobre su otra pasión. Lo cierto es que aquellos que lo conocen bien, siempre tienen algún adjetivo o halago para este periodista oriundo del interior de Córdoba, de la localidad de Alcira Gigena.

Más allá de su trabajo como editor y redactor de Política en La Voz del Interior y de comentarista de la misma temática en Canal 12, los altos calificativos que le llegan tienen que ver con sus aptitudes para la gastronomía.

No por nada uno de sus bloques televisivos, el que tiene en el programa Arriba Córdoba, se llama La Servilleta: allí desmenuza y pone en el tapete rumores, novedades y datos, de la misma forma en que lo hace con los ingredientes culinarios cuando le toca preparar algún plato en su casa, recibiendo amigos, familiares o compañeros de trabajo.

–¿De dónde viene ese gusto por la gastronomía?

–Claramente de mis ancestros, de mis abuelos y de mi mamá. Mi vieja cocinaba muy bien y variado, en casa se comía sencillo pero con diversidad: tenían que pasar muchos días para que en la mesa se repita un plato. A esa facilidad que ella tenía, la perfeccionó con el libro de Doña Petrona, que formó a varias generaciones de cocineras y cocineros. Los domingos era una fiesta gastronómica en casa.

–¿Y vos cuándo empezaste a cocinar?

–Me vine a estudiar a Córdoba, y la verdad, más allá de que me gustaba la comida, en realidad no sabía hacer nada, aparte de algunos consejos de mi viejo para el asado. No sé muy bien qué expresión usar, pero las primeras épocas ¡me c… de hambre! Hasta que mi tía Negra se enfermó y tuve que cuidar a mis primos más chicos, y ella me enseñó algunos pasos fundamentales en la cocina. Ahí puedo decir que empecé en la práctica, sencillamente porque quería comer bien. Pero siempre fui un aficionado toda la vida, nunca hice nada a nivel profesional.

–¿Tampoco fuiste a una escuela o instituto de gastronomía?

–No, y es una de mis cuentas pendientes. Siempre digo que me tengo que hacer el tiempo para estudiar, pero fundamentalmente por un tema de tiempos y de obligaciones de laburo lo termino posponiendo. Por ahora, soy solamente un terrible caradura que le gusta mezclar cosas y tirarlas en una olla.

–Bueno, pero tus colegas y amigos te alaban mucho.

–Son unos tremendos interesados que me escriben cosas en las redes por el simple motivo de que los invite de nuevo, unos garroneros bárbaros que quieren comer gratis a cambio de un Me Gusta en Facebook ¡jajaja!

–¿Sos buen anfitrión, te gusta recibir gente y cocinarles?

–Sí, me gusta, pero no me siento muy cómodo con las reuniones multitudinarias. Prefiero juntadas de no más de diez personas. No te digo que soy un obsesivo, pero sí dedicado y le pongo mucha energía para que todo salga bien. Hago las compras el día antes en el Mercado Norte donde podés conseguir todo lo que se necesita para una buena comida, preparo entradas, plato principal, trato de buscar un vinito que vaya bien con el menú y que la mesa esté bien presentada. Comer bien también tiene que ver con todo eso, es un combo completo.

–¿Qué es lo que mejor te sale o lo que más te gusta preparar?

–Te respondo las dos cosas con una sola: la bagna cauda. Es un plato del Piamonte y descubrí para una nota que hice que una de las variantes más tradicionales proviene del pueblo donde nació mi abuelo, o sea que corre en mi sangre. Además es una comida que integra, que se come en familia o con amigos, yo por mi parte le sumé algunos toquecitos gourmet pero en realidad es tradición pura.

–Para cerrar con otra pasión: ¿También te gusta la bici?

–Sí, por supuesto. Por ahí no suena muy compatible que me apasione cocinar y por ende comer, y además me guste pedalear. Pero sí, me gusta y lo que tiene de bueno practicarlo es que además de estar sano y de todos los beneficios que implica hacer una actividad deportiva, es también un equilibrio para gastar aunque sea un poco las calorías que voy sumando con las comidas ¡jaja!