Twitter se ha vuelto hoy una de las maneras más fáciles para efectuar el poder del dedito señalador y justiciero detrás de una pantalla. Revolviendo en la basura, sacando a la luz las miserias humanas, exponiendo al otro y dejando sin efecto las reacciones de quien lo reciba. Pero no se expone a cualquiera, siempre se elige al más débil, y en base a eso se genera el cuestionamiento. Criticadores selectivos, dueños de la palabra, sommeliers de homenajes y cuestionadores del pensamiento, así es a mi entender la manera descriptiva más cercana a la realidad de quienes hoy casi en su mayoría, hacen uso del mundo virtual.
Las aplicaciones tienen el poder de que cuestionemos, sigamos modalidades y desparramemos la basura por donde nos parezca sin pensar lo que genera en el otro. Si, estoy hablando de lo que generó el NO HOMENAJE A MARADONA por parte de Los Pumas; de cómo se ensañaron con Pablo Matera (su capitán) y como arrastraron también a otros dos compañeros, y por supuesto al deporte en sí. El sábado muy temprano nuestro Seleccionado de Rugby se enfrentaba a los All Black’s para disputar un partido importante que tendría entidad en todos los medios de comunicación, no por la dura derrota, sino porque se cuestionaba que el equipo argentino no solo no homenajeó al Diez, sino que hacía caso omiso al gesto del rival frente al fallecimiento de Maradona, y esto claro que los dejaba expuestos.
En un primer momento las críticas solo hablaban del ausente o vació homenaje escondido bajo una cinta negra que decoraba los brazos de los jugadores; sin embargo horas más tarde ya habían averigüado el nombre de su capitán y obviamente le habían hecho una radiografía minuciosa a sus redes sociales. Junto a Pablo Matera (hoy ex capitán de la selección) cayeron Guido Petti y Santiago Socino, con tweets racistas y homofóbicos de hace siete años o más. Sus palabras de aquel entonces son irreproducibles e injustificables, sin lugar a dudas, sin embargo todo se daba gracias a la actitud que habían tenido en la previa del encuentro del sábado. Leí por ahí, alguien que expresaba: “Lo que se hubieran ahorrado Los Pumas poniéndose una peluca morocha con rulos y usando la 10 en la espalda”, y quizás fue de lo más acertado para el contexto que los atravesaba. Seguido de las críticas en redes sociales, aparecería en escena la UAR (Unión Argentina de Rugby) que en vez de poner paños fríos y apoyar al equipo, decidía indirectamente limpiarse las manos sancionando y suspendiendo a los tres jugadores, y revocando la capitanía de Matera. Era más fácil tirar la pelota para otro lado y dejar que el equipo se haga cargo, sin embargo casi una semana después daba marcha atrás en sus decisiones dirigenciales, pero el ex Capitán renunció públicamente a la Selección frente al nulo acompañamiento y contención por parte del ente regulador, entonces hoy quien quedaba peor expuesto, era la dirigencia.
Ahora bien, ¿Cuánto tiempo necesitamos para buscar en los archivos y cuestionar al otro?¿Por qué nos creemos con la potestad de elegir a quien pegarle y a quien no?¿Qué nos hace pensar que a Maradona con todo el archivo que hay podemos perdonarle lo que sea y al resto no? y la más importante, ¿Cuántos de todos nosotros resistiremos un archivo?. Ninguna de estas preguntas se hicieron todos y cada unos de los que disfrutaron disparar en redes sociales y ensuciar a gente por el simple hecho de no haber homenajeado al Diez argentino; esta es probablemente la mejor manera de evidenciar que es más fácil juzgar que mirar un poco para adentro. Como dije antes, los pensamientos adolescentes en Twitter de estos tres deportistas son injustificables, pidieron disculpas y creo que eso era suficiente, sin embargo la vara no es la misma para todos cuando los intereses mayoritarios que dominan son otros.