La algarroba, fruto emblemático del monte argentino y base de recetas tradicionales transmitidas por generaciones, obtuvo un reconocimiento clave en materia de salud y soberanía alimentaria: su harina fue incorporada al Código Alimentario Argentino (CAA). La medida fue publicada en el Boletín Oficial del Ministerio de Salud de la Nación y representa un logro impulsado por Catamarca.
La iniciativa nació desde el Ministerio de Salud provincial, a través de la Dirección de Calidad Alimentaria, con el respaldo técnico del Instituto Nacional de Alimentos (INAL) y las facultades de Ciencias Agrarias y de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de Catamarca (UNCa). El objetivo: establecer un marco normativo que garantice la calidad, inocuidad y trazabilidad de la harina de algarroba, elaborada a partir de especies nativas como Prosopis alpataco y Prosopis caldenia.
El reconocimiento contempla tanto la harina obtenida del fruto como de las semillas, e implica exigencias claras: criterios microbiológicos, definiciones precisas del producto y etiquetado obligatorio que garantice su correcta identificación y seguridad para el consumo.
Esta incorporación forma parte de una solicitud más amplia presentada en 2024, que también busca incluir harinas de mistol y chañar, así como arrope de frutos autóctonos como higo, tuna, chañar, mistol y algarroba. Por el momento, solo la harina de algarroba recibió aprobación formal, pero el proceso avanza para los demás productos.
Desde el Ministerio de Salud de la provincia destacaron que este paso no solo protege la salud de los consumidores, sino que impulsa el trabajo de recolectores, elaboradores y comercializadores de alimentos regionales. Con este marco legal, se habilita la libre circulación del producto en todo el país, una vez que cuenta con las certificaciones provinciales correspondientes.