Maximiliano Nievas tiene 28 años, es cabo de la policía y presta servicio en el Comando de Acción preventiva de Carlos Paz. Es oriundo y vive en Villa de Soto, por lo que viaja dos veces por semana a la villa serrana. Su voz transmite calma, y quizá haya sido ese el componente esencial que ayer le permitió actuar con pericia frente a una situación desesperante, como lo es la vida de un bebé en riesgo.
Esta angustiante historia, con final feliz, comenzó esta madrugada. Precisamente a las 0:15 hs. Ariana Ferro, mamá de Valentina; una beba de 7 días, llegó junto a su pareja a la unidad de la departamental Punilla en búsqueda de ayuda urgente. Resulta que su hija recién nacida se estaba asfixiando y no había tiempo para llegar al hospital.
El papá pedía a los gritos auxilio y la mamá estaba en estado de shock. La gente que se encontraba haciendo la fila para realizar denuncias, agarraron al bebé y entre gritos y angustia por lo que estaba ocurriendo, la pequeña llegó a los brazos del cabo Nievas, o “Maxi”, como lo llaman cariñosamente en su entorno.
“En ese momento me dan la bebé en los brazos, y yo intentaba calmara a la mamá. No se me ocurrió otra cosa que ir explicando lo que estaba haciendo con la bebé, mientras aplicaba lo que comúnmente se conoce como Maniobra de Heimlich, para ventilar las vías áreas. La bebé tenía los ojitos cerrados, los labrios morados y prácticamente sin pulso”, precisó Nievas, en diálogo con Vía Carlos Paz.
Por su parte, la mamá de Valentina contó lo que vivió en carne propia: “Cuando la vimos así, le empezamos a hacer maniobras y algo mejoró, pero no lográbamos que llore. Por suerte estaba el cabo que en segundos logró el llanto”. Además, ya más calmada y con su hija fuera de peligro, recordó la importancia de saber realizar este tipo de maniobras, no sólo por los propios hijos, sino también para colaborar en situaciones de este tipo en las que una intervención correcta le puede salvar la vida a una persona.
Por su parte el cabo Nievas, con el mismo tono tranquilo que mantiene durante todo el relato, explicó: “No sabría precisar cuánto tiempo pasó hasta que la bebé finalmente comenzó a devolver. En ese momento comencé a sentir los latidos del corazón sobre mi brazo. Ahí reaccionó y se despertó llorando y como estaba muy frío la llevamos adentro, la tapamos y la tuve en mis brazos hasta que llegaron los servicios de emergencia y constataron que la bebé ya estaba fuera de peligro”.
De todos modos, luego de ser reanimada, la beba fue trasladada al Hospital Sayago para realizar una valoración completa, debido a los pocos días de vida de la menor. Allí fue atendida y finalmente le dieron el alta, puesto que se encontraba en perfecto estado.
La familia, al salir del hospital, regresó a la departamental para brindar su eterno agradecimiento por haber salvado la vida de su beba. Sin dudas, Maxi será el héroe de Valentina para siempre.
“No existen palabras en el mundo para agradecerle a Maximiliano lo que hizo. No sólo asistió a nuestra hija, sino que además explicó a los que estábamos ahí como realizar la reanimación. Además, cuando nos fuimos al hospital no dejó de preguntar por radio como se encontraba nuestra hija. Todo eso habla de una calidez humana, que hoy en día es lo más importante”, finalizó Ariana.