El asesinato del suboficial de la Prefectura Naval Argentina (PNA), Ricardo Soto, mientras se encontraba en un retén de seguridad en el marco de las medidas de prevención, fue el último de los casos violentos que sacudieron a la comunidad deseadense.
Pero al conocerse los resultados de la autopsia de Pedro Espinoza - el autor del hecho - la consternación fue aún mayor.
De acuerdo a los informes forenses, Espinoza se suicidó con la misma arma con la que mató al Prefecto, aparentemente al verse rodeado por la policía. La autopsia determinó que “la lesión era autoinflingida sobre la parte inferior del esternón”, detallaron médicos forenses.
El de Espinoza es el tercer caso en poco más de un mes, en el que el autor de un crimen violento se quita la vida.
En el caso del joven de 21 años que atacó al efectivo de Prefectura, según se supo, minutos antes del enfrentamiento mortal, se había tiroteado con policías que intentaron identificarlo en un control callejero el pasado 10 de abril.
Según trascendió, Espinoza presentaba una herida de arma de fuego en el pecho, causada por una pistola 11.25, que él mismo portaba.
Este final trágico fue el último de una seguidilla de casos que se iniciaron con la muerte de Omar Alvarado, acusado de violar a una turista salteña y matar a su hijo Santino de 4 años.
Si bien el crimen había ocurrido en Puerto Deseado, Alvarado se encontraba detenido en una Comisaría de Caleta Olivia, en donde fue hallado ahorcado el viernes 20 de marzo.
Alvarado fue encontrado colgado con su “propia ropa”, según indicaron fuentes extraoficiales.
Estaba implicado como principal sospechoso de la violación y asesinato ocurrido el jueves 20 de febrero pasado en la zona de Punta Cavendish, hecho por el cual había otros dos detenidos, uno de ellos menor de edad.
El aberrante caso, generó la reacción de la población de Deseado, que reclamó a la justicia un rápido accionar.
Hubo una serie de manifestaciones en las que incluso se temió por que los enardecidos vecinos intentaran ingresar a la Comisaría local para linchar al sujeto.
Esto derivó en la medida de traslado de Alvarado a una dependencia de Caleta Olivia, en donde finalmente fue hallado sin vida.
Con relación a este caso, vale mencionar que el detenido se había negado a declarar, pero el testimonio de la víctima sobreviviente y los datos aportados por sus cómplices, sería imputado de la violación y el homicidio.
El tercer hecho que impactó en la comunidad ocurrió el 31 de marzo, apenas una semana después de la muerte de Alvarado y fue protagonizado por Federico Courbold, el limpiador de vidrios de 33 años, detenido por el trágico incendio que acabó con la vida de seis personas.
En este caso, los crímenes tuvieron como escenario Caleta Olivia, pero había víctimas oriundas de Puerto Deseado.
La masacre había ocurrido en enero, y las víctimas habían sido identificadas como Javier Maradona, Diego Escobar de 20 años, Jorge Ariel Vázquez de 42 años, Jonathan David Vidal de 19, Natalia Lorena Vidal de 37 y Federico Alan González de 25. Todos ellos conocidos de Courbold.
En el inicio de la investigación, el registro de cámara de seguridad había permitido identificar al autor, quien horas después se entregó a la policía.
Aparentemente Courbold había atacado la propiedad por venganza, dado que horas antes del incendio habría protagonizado un altercado con una de las víctimas fatales.
Tras entregarse a las autoridades quedó detenido en Caleta Olivia, pero en Puerto Deseado se iniciaron una serie de reclamos a la Justicia para que fuera trasladado a esa localidad.
A dos meses del caso y con todos los elementos incorporados a la causa, que prácticamente tenían resuelto el hecho, poco se sabía de definiciones respecto a la situación procesal de Courbold.
En medio de la cuarentena por Coronavirus, y mientras varios reclusos comenzaban a reclamar el beneficio de la prisión domiciliaria, se conoció que el autor de la masacre se había quitado la vida en su celda.
De este modo, en poco más de un mes, tres hechos criminales derivaron en otras tragedias, todas ellas con epicentro en la ciudad de Puerto Deseado, la localidad de apenas 18 mil habitantes, que no recuerda un año tan sangriento como el 2020.