El escenario no pudo ser más ideal. Los árboles, las piedras, el pasto. La presentación del disco Mujer Canto, de la artista local Lorena Pérez, fue el puntapié para la realización del festival, pensado íntegramente por mujeres, "Mujeres en el bosque".
“Celebramos el trabajo colectivo, el empuje que nos une a hacer y crear, la energía femenina presente en todos, devolviéndonos ternura y belleza, empoderándonos desde una acción transformadora que se expande y nos encuentra”, así lo sintió Lorena Pérez, una las organizadoras del evento que se realizó el pasado domingo 1 de marzo.
El público se empezó a acercar a partir de las 18 horas. El anfiteatro natural que está ubicado detrás de la Planta Estable de El Chaltén, se llenó de familias y niños que bailaban y jugaban. El inicio de la jornada estuvo a cargo del fotógrafo y facilitador de biodanza, Rodrigo Terrén, quien invitó a los presentes a "ser danza" a partir de la conexión con la libertad y el cuerpo.
Luego, Lorena Pérez presentó su disco acompañada en guitarra por Héctor "Chucu" Rodríguez (músico de Río Turbio y también productor del disco), Manuel Fuentes en bajo y cello, Juane Lavarone en clarinete, y Mariana Neme en percusión. Al final de la presentación se sumaron Flaco Gagna y Roxana Beroiz en cuerda de tambores.
Durante las seis horas que duró el festival, las artistas visuales Silvina Moraes y Belén Quevedo pintaron en vivo sobre un bastidor circular. "Empezamos a pintar cuando cantó Lore, su música fue la inspiración temprana para estar relajadas y entrar en órbita, la gente se notó muy cómoda, muy concentrada con el lugar y la energía fue increíble", comentó Silvina Moraes. En simultáneo con todas las acciones el dúo de viajeros Maira Rodríguez (DJ) y Rodrigo Villar (fotógrafo paisajista) fusionó música techno y proyecciones de time lapse de los paisajes de sus viajes.
En el ambiente se respiró arte de principio a fin. El público se conectó con las manifestaciones artísticas en simbiosis con la naturaleza. Natalia Gimenez realizó intervenciones literarias de poemas de la escritora santacruceña Flora Rodríguez Lofredo, las artesanas Valeria Counyo y Eladia Freyre colaboraron con la ambientación del espacio mientras que la operación de luces y sonido estuvo a cargo de Marcos Castillo.
“Muchas personas fueron parte gestacional de la propuesta y brindaron su aporte desinteresadamente comprometidos con el propósito de integrar arte en vivo y naturaleza honrando la energía femenina”, dijo Lorena Pérez en relación a quienes fueron parte de la organización del festival.
La fuerza femenina fue uno de los principales motores de todo el evento y eso estuvo presente en todo momento. "Sentimos que la energía y el sentido del festival pudo plasmarse en cada momento, desde el compartir con el equipo de trabajo, luego en cada experiencia, en cada gesto.
Entre la ronda de biodanzantes, en las miradas sinceras y amorosas, en los niños que jugaban y bailaban felices en el bosque, entre los acordes y la complicidad de los musiques y los oyentes, en el disfrute, la contemplación de los colores y del proceso creativo de Sil y Belu, en las imágenes de nuestro entorno capturadas por la lente de Rodri Villar, proyectadas en bella sincronía con la música y la pancita de Mai, en darnos la posibilidad de sentir la conexión sanadora de un abrazo”, concluyó Lorena Pérez.