Organizaciones y profesionales de la salud se sumaron a los reclamos en las redes sociales para que la Ciudad abra un registro de personas dispuestas a vacunarse contra el coronavirus similar al implementado por la provincia de Buenos Aires, pero desde el Gobierno porteño explicaron que la decisión es ir otorgando gradualmente los turnos en función de las dosis disponibles.
De esta manera se ponen de manifiesto dos estrategias distintas de convocatoria a la vacunación en un distrito epidemiológico único como es el AMBA.
Liderando el pedido por la apertura de un registro en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) está la Asamblea Permanente por el Derecho a la Salud, organización de reciente formación que en una semana recolectó más de mil firmas para un petitorio que junto a recomposición salarial, jerarquización profesional y refuerzo presupuestario, solicita “la apertura inmediata de un registro voluntario respetando la jerarquización de la población vulnerable y de mayor riesgo”.
“No entendemos por qué la CABA no tiene un registro voluntario como en otros distritos para que tengan asentado quiénes se quieren vacunar, cuántos son, y dónde viven: con todo eso programás mejor la vacunación”, dijo a Télam el médico clínico del Hospital Tornú e integrante de la Asamblea, Gabriel Rosenstein.
El principal argumento es que la falta de planificación en la vacunación “puede hacer inclusive que se pierdan dosis”, explicó.
“Yo soy médico de un hospital y más de una vez pasa que haces las listas de personas para vacunar pero después por algún motivo algunos no quieren vacunarse o no se presentan y eso hace que se pierdan dosis”, dijo.
Rosenstein explicó que las vacunas vienen en un envase multidosis con cantidad suficiente para inmunizar a cinco personas, “y vos tenés que organizar grupos de cinco para vacunar” porque “tenés 30 minutos” para hacerlo una vez que descongeló el fármaco; trascurrido ese tiempo, las dosis no aplicadas pierden efectividad y deben ser desechadas.
Por otro lado, Rosenstein destacó la contradicción de “mandar una circular a los geriátricos para que los familiares de las personas internadas digan si quieren vacunar” cuando “no hacen lo mismo con el resto de la sociedad”.
“Ellos no quieren aceptar de que la gente se quiere vacunar y si abrís un registro voluntario esto queda demostrado; por eso los funcionarios tampoco muestran predisposición a dársela. Y si es por no generar falsas expectativas, entonces que tampoco lo hagan con la vuelta a las clases, prometiendo algo que no van a poder cumplir”, dijo.
En diálogo con Télam, el subsecretario de Atención Primaria del Ministerio de Salud porteño, Gabriel Battistella, explicó que la decisión es “no asegurar a nadie la vacuna si no la tenemos confirmada”.
“Es decisión de cada jurisdicción (abrir o no un registro de voluntarios para aplicarse la vacuna); hay jurisdicciones que prefirieron hacerlo pero no es que vos te registrás ahí y ya tenés asegurada la vacuna o que sabés cuándo la vas a tener”, agregó.
El funcionario afirmó que las convocatorias para mayores de 70 años se abrirán “apenas tengamos la confirmación de que llegan las vacunas”, de modo que “si tenemos 50 mil vacunas, abrimos 50 mil registros”, resumió.
Batistella explicó que hasta el martes pasado se terminó de aplicar el primer componente de la Sputnik V a 24.300 trabajadores de la salud menores de 60 años que se desempeñan en Unidades de Terapia Intensiva, guardias, laboratorios que manipulan muestras de Covid-19 y ambulancias, quienes esta semana comenzaron a recibir la segunda dosis.
No obstante, sólo el personal sanitario en la Ciudad de Buenos Aires suma “150 mil personas”, que no hay certezas de cuándo habrán completado su inmunización porque “el avión que tenía que salir el domingo (rumbo a Rusia) para buscar lo que en un inicio era un millón de dosis, va a salir probablemente hoy para buscar 600 mil”.
“Y éste no es un problema de Nación, sino de que a nivel mundial está costando la escalabilidad de la producción (de vacunas) porque todo el mundo pidiéndolas”, dijo.
Batistella explicó que de las 600 mil que se espera lleguen en los próximos días de Rusia “nos corresponderán a nosotros 50 ó 60 mil” que también serán destinadas íntegramente al personal de salud de todas las edades y “nos quedarán todavía 70 mil (de ellos) por vacunar”.
“Entonces, ¿cómo vamos a abrir un registro para adultos mayores -que es la segunda escala- si aún nos falta vacunar 70 mil de salud?”, se preguntó.
El funcionario explicó que “cuando tengamos disponibilidad para terminar con el personal de salud” -que al parecer será con la próxima tanda de vacunas que ingrese ahora sino con la siguiente -, si queda un resto “abriremos enseguida el registro de adultos mayores”.
Pero aclaró que no haya un registro abierto como el de Provincia no implica que no se vaya a respetar a rajatabla el orden que estableció la cartera nacional y “la prioridad será la misma”.
Por otro lado, Batistella desestimó el argumento de que se pueden perder dosis si no se abre desde ahora un registro de personas con voluntad de vacunarse como el que funciona en Provincia.
“Vos no podés abrir una ampolla si no tenés en la sala de espera ya cinco personas para aplicarse la dosis y esto es parte de la logística que aplicamos cada vez que vacunamos”, explicó.
Por otro lado, el funcionario se negó a arriesgar una fecha para el inicio de la vacunación extrahospitalaria en “postas y megapostas” dispuestas en estadios de fútbol y centros culturales, que entrarán en acción cuando comience la vacunación de mayores de 70 años, adultos mayores de 60 a 69 años, fuerzas de seguridad, personas entre 18 y 59 años con factores de riesgo.
“Nosotros ya teníamos como fecha inicial el 20 de enero, la fuimos corriendo y ahora ojalá que podamos empezar la primera o segunda semana de febrero, según la cantidad de dosis que tengamos”, dijo.
Por el momento, el personal de salud está siendo vacunado en los 14 hospitales generales públicos de la Ciudad, más “los dos pediátricos y la Maternidad Sardá”, así como también en algunas clínicas privadas que “cumplieron los requisitos para ser vacunatorio” como el Hospital Italiano.
Cada una de estas instituciones “vacuna a su propio a su propio personal”, mientras que el personal de los hospitales monovalentes públicos y de los efectores privados que no cuentan con vacunatorio habilitado están recibiendo la Sputnik en los vacunatorios públicos que les corresponden “según el área de responsabilidad”.