Cambió el patín por la lucha y su vida se transformó para siempre

La historia de Linda Machuca, plata en lucha en los Juegos Olímpicos de la Juventud.

Cambió el patín por la lucha y su vida se transformó para siempre
Linda Machuca, medalla de plata en lucha (WEB)

Linda Machuca era una luchadora desde antes de decidir volcarse a ese deporte. La atleta de 17 años, oriunda de José C. Paz, nunca tuvo las cosas fáciles.

Machuca, proveniente de una familia humilde, creció en el barrio Sagrada Familia y siempre se interesó por el deporte. Por eso eligió el patín, siguiendo a la reconocida Andrea Gonzáles, también de José C. Paz. Sin embargo, ese deporte no le daba lo que ella buscaba: "Me encanta patinar, pero realmente no me iba muy bien. Y no quería hacer un deporte por hobby: yo quería ser alguien en la vida", le explicó a La Nación.

Cuando comenzó a pensar en un cambio que la pudiera llevar a dedicarse a un deporte profesionalmente, apareció el profesor Sergio Orozco. Él la vio entrenando y le dijo que en la lucha podía triunfar, y que podía llegar a los Juegos Olímpicos. "Es grandota para el patín. Este es su mundo" explicó el entrenador cubano Erick León.

Tras ganar la medalla de plata, Machuca abraza a la campeona. (REUTER)
Tras ganar la medalla de plata, Machuca abraza a la campeona. (REUTER)

Al principio, el cambio no fue fácil. Algunos aspectos del nuevo deporte la incomodaban, como el contacto físico con otras personas. "Las técnicas eran parte de tocar el cuerpo del adversario y no me sentía muy cómoda", cuenta. "Pero después me fui relajando y ya me gustaron varias cosas: hacer fuerza, la resistencia, la técnica, exigirme".

Le fue bien: luchar era en ella algo innato, tanto en lo personal como en el ámbito deportivo. Las medallas empezaron a acumularse y logró cosas que nunca había imaginado, como integrar el seleccionado y recorrer el mundo. Ya estuvo en  Alemania, Suecia, México, Brasil, Perú, Chile y Cuba.

Eso no significa que las cosas se hayan vuelto sencillas. "Me gusta viajar, pero no me hace bien estar tanto tiempo separada de mi familia. También tengo tres hermanos: una de 20 y dos chicos de 12 y 13. En la preparación para este torneo fuimos a Río de Janeiro y Guadalajara. Por momentos quería que se terminara y que pase el tiempo a toda velocidad. Son cosas que se sufren y generalmente no se dicen", confiesa.

Pero también hay momentos felices, como los que vivió el viernes cuando se quedó con la medalla de plata en la categoría de hasta 73 kilos después dvencer sucesivamente a la turca Vahide Nur Gok, a la bielorrusa Kseniya Dzibuk y la uzbeca Svetlana Oknazarova, antes de caer en el combate final con la cubana Milaimys Marín Potrille.

No solo eran sus primeros juegos olímpicos, era también la primera vez que su familia la veía competir en vivo. Después de la competencia, con la medalla en mano, Linda lloró y sonrió. Cinco años después, cambiar de deporte la había llevado a donde siempre había querido estar.