Es uno de los íconos porteños que volverá a brillar luego de cinco décadas de abandono: el centenario transbordador Nicolás Avellaneda, que cruza el Riachuelo y une el barrio de La Boca con la Isla Maciel.
Los trabajos para la puesta en valor de este puente catalogado como monumento histórico nacional -una de las ocho estructuras de este tipo que quedan en pie en todo el mundo- se espera que dentro de tres meses quede operativo, aunque aún se analiza que uso tendrá.
"Se trata del segundo ícono de la ciudad, después del Obelisco", recalcó Gabriel Lorenzo, director ejecutivo de la ONG Fundación X La Boca, una de las organizaciones que se movilizó en contra del desarme del puente.
Desde Vialidad Nacional indicaron que la primera etapa de los trabajos estuvo abocada al análisis del estado del puente, al reacondicionamiento de la cabina desde donde se controla la traslación del transbordador y a tareas de electromecánica para el normal funcionamiento de la maquinaria de la barquilla.
Luego, fue el turno de la puesta en valor de la imponente estructura en su conjunto: se efectuaron obras de reparación, arenado y pintura. También se instaló el balizamiento aéreo del monumento.
Hay otros tres transbordadores en el Reino Unido (en Newport, Middlesbrough y Warrington), dos en Alemania (Osten y Rendsburg) y uno en Francia (Rochefort-sur-Mer). El Nicolás Avellaneda de Buenos Aires es el único exponente en el continente americano.