A pura pincelada: la artista que dibujó la vida de Van Gogh

En la novela gráfica Vincent, esta ilustradora holandesa trabajó con los últimos años de vida del genial pintor.

A pura pincelada: la artista que dibujó la vida de Van Gogh
A pura pincelada: la artistaque dibujó la vida de Van Gogh

Por Paula Conde

Para dibujar la vida de Vincent Van Gogh, la ilustradora Barbara Stok tuvo que empaparse de los pormenores de la existencia del pintor que hizo 900 cuadros, entre autorretratos y acuarelas, y más de 1.600 dibujos.

A ella, de 47 años, diez más que Vincent cuando murió en 1890, y tan holandesa como el pintor, le llevó tres años adaptar una parte de la vida de Van Gogh, la de su estadía en el sur de Francia, la de sus últimos años de vida. Reconocida por sus tiras cómicas, el Museo Van Gogh de Amsterdam le encargó este libro y ella primero leyó, luego imaginó escenas y finalmente dibujó. En la novela gráfica “Vincent”, de gran repercusión en su país y traducida a más de diez idiomas, Stok aborda el deseo de Van Gogh de crear una residencia para artistas, el episodio de la oreja, su enfermedad mental y la relación con su hermano Theo, plasmada en 650 cartas. Hace días, Stok visitó por primera vez el país para dar a conocer su obra y, de paso, para participar de una charla en el Museo de Bellas Artes, donde se puede ver el único cuadro del pintor holandés que hay en el país.

Si de Argentina sólo conoce a Máxima Zorreguieta, su reina, de Van Gogh, por el contrario, lo sabe todo. Barbara Stok cuenta que siempre le gustaron los cuadros de Vincent hasta el punto de ser el único pintor cuyas obras le provocaron lágrimas: "Me gustan los grandes paisajes verdes, de cielos azules y casi vacíos. Elegí dibujar estos últimos años de su vida, cuando estaba en Arlés, porque pienso que fue un período muy interesante, en el que creó sus cuadros más lindos (unos 300) y donde tuvo los raptos de locura", cuenta esta holandesa que de chica quería ser escritora y que a los 20 años se inclinó por los cómics.

Famoso por cortarse la oreja en un arrebato de locura, Stok aclara: “No se cortó toda la oreja, como suele decirse, sino un pedacito, lo cual no deja de ser dramático. Pero no se sabe cómo llegó a esa situación. Sí sabemos, en cambio, que tomó el pedacito de oreja y se lo llevó a una prostituta”. En medio de esa locura, Paul Gauguin, pintor y amigo de Vincent, que en ese momento convivía con él, agarró sus cosas y se volvió a París: “Ellos trabajaban codo a codo, se inspiraban mutuamente, pero sus personalidades chocaron, porque Van Gogh sólo quería trabajar, trabajar, trabajar, y Gauguin también quería disfrutar de la vida, de la comida, de las mujeres”.

Muchos han explicado su locura en la toxicidad de las pinturas con las que trabajaba: “Lo único que se sabe es que era epiléptico. Todas las otras historias sobre que bebía mucho o no comía sano son todas especulaciones. Claro que no ayuda trabajar con esos materiales”.

Para adaptar la historia y aunque habló con especialistas, Stok se basó sobre todo en el intercambio de cartas con su hermano Theo: “Estas cartas son como diarios, escribe sobre su vida cotidiana, lo que come, lo que pinta, pero también están sus pensamientos sobre la vida y la muerte. En sus cartas encontré alegría y felicidad, sobre todo cuando pintaba al aire libre”. Su hermano Theo, cuatro años menor a Vincent y mercader de arte, fue una figura central en su vida: fue el que lo sostuvo financiera y sentimentalmente.

Vincent lo adoraba y, aunque Theo jamás le reclamó nada, se sentía culpable por no devolverle el dinero que le prestaba o por no poder vender sus cuadros: “Theo fue el primero que creyó en él”.