Por Javier Firpo
Sole, ¿harías un reggaeton?
No, sería choreo... Veo que muchos lo hacen y les funcionó pero yo me siento ajena, incómoda. Viste cuando te sentís en un lugar que no te pertenece, bueno a mí me pasa eso con el reggaeton.
¿Te propusieron hacer algo?
Sí, pero dije que no. Yo estoy vinculada al folclore, a las raíces… Lo otro es harina de otro costal.
¿No creés que tu repertorio necesita un tema como "Despacito"?
Yo tengo un recorrido más artesanal, que tiene que ver con un estilo casero que te marca, que te brinda una esencia, y no quiero desprenderme de eso. Además, si hiciera una versión seguro que me saldría mal...
A veintiún años de su irrupción en el escenario de Cosquín, Soledad Pastorutti es toda una mujer de 36 años, con un look más sofisticado, más sexy, que aquel con el que empezó, pero hay que subrayar que mantiene su esencia, su naturaleza. Ella misma, autocrítica y exigente como pocas, entiende que se terminó "una etapa inolvidable" y que es tiempo de "darle una refrescadita al personaje". Quiere ser más técnica que intuitiva, escribir más y optimizar a la intérprete. "Me debo una mejor preparación, me debo pensar un poco en mí y que a Soledad -así, en tercera persona- necesito rejuvenecerla", dice la intérprete de Arequito, que el 25 y 26 de agosto cerrará en el Gran Rex su gloriosa época.
Estás llena de momentos especiales. ¿Cuál sería éste?
Uno difícil, eh... Transité el final de mis primeros veinte años con la música, para dar vuelta la página.
Y la nueva página, ¿está en blanco?
No, por suerte tengo cosas para estrenar una nueva versión mía, con canciones escritas por mí, que hasta ahora no había sido una faceta en la que había profundizado... Estoy de a poco animándome a darle rienda suelta a mi muñeca y dejarme llevar por lo que salga…
¿Cómo te llevás con la escritura?
Escribo por necesidad, no soy metódica. Aunque en los últimos años estoy disciplinándome para, por lo menos quince o veinte minutos, escribir, largarme, aflojar la muñeca, que está medio entumecida.
Pienso en Abel Pintos y en cómo cambió su carrera a partir de sus propias canciones. ¿Asoma la Soledad cantautora?
Yo creo que avanza de a poco. Lo que más noto es que componer sin dudas me enriquecerá como artista. Estoy convencida de que existe la autora, está, sólo le falta un golpe de horno… Y busco optimizar a la intérprete, que crezca todavía más. Quiero que la gente pueda escucharme, pueda notar el cambio de mi registro, que estoy puliendo con Mavy Díaz y Katie Viqueira.
¿Por qué estás puliendo tu voz?
Porque siento que llegué a un techo vocal… Siento que todo lo que aprendí en torno al canto ya no me es suficiente para las necesidades que tengo hoy, además de querer, por supuesto, sacarme de encima vicios que no me benefician. Ahí es donde siento que debo rejuvenecer a Soledad. No porque me sienta vieja, pero tengo un estilo que lleva veinte años y un cambio en el modo y en el tono es imprescindible. Hay que darle una refrescadita al personaje.
¿Cómo te tiene esa renovación?
Quiero descubrir hasta dónde puede llegar, creo que puedo darle más a mi presente, siento que me debo una mejor preparación, que debo pensar un poco en mí. Siempre respondí y le fui funcional a los demás, pero porque yo tenía esa voluntad.
¿Eso lo ves ahora, a la distancia?
Lo que veo aquí, tranquila, tomando un café. Yo respondí obediente a las necesidades de un mercado que me necesitaba y que yo necesité de él. Ahora estoy en una edad que busco mirarme hacia adentro.
Hablabas de sacarte los vicios...
Sí, defectos como un vibrato muy extendido al final de una frase, esas cosas... Tratar de tener más técnica quevoluntad, pero siempre de acuerdo a mis chances. No puedo sólo respirar por la nariz mientras canto, porque una sinusitis que acota mi capacidad respiratoria.
¿Tu voz es tu debilidad?
Mi registro medio ronco es un sello distintivo. Pero no es un estilo elegido, tiene que ver con que yo tengo nódulos en las cuerdas vocales… Pude tratarme, evitar la operación y triunfar con esa dificultad. Pero terminaba disfónica. Hasta que estudiando, aplicando técnicas, pude zafar y redescubrir el placer por el canto, porque cantaba sin disfrutar.
Alguna vez dijiste que naciste artísticamente discutida…
Es cierto. Yo era como un ternerito que tenía condiciones, talento, pero necesitaba una educación, una técnica... Me abrieron la tranquera y me hice como pude -sonríe-.
Ahora el mercado está más exigente y hay que salir con otras armas… Vos pensá que estaba crudita y me fui haciendo camino al andar. No tuve la preparación que tuvo Abel, por ejemplo...Entonces me aparecen necesidades que antes no tenía como querer bailar y moverme más plásticamente en el escenario. Quiero una Soledad remozada, actualizada...
¿Sos consciente de todo lo que viviste, de todo lo que hiciste para relanzar el folclore como género?
A veces no, entonces es ahí cuando los que más me conocen me llaman la atención. Yo sé que no es menor todo lo que viví, pero se necesita un espaldarazo, una palmada de aliento para levantar la autoestima.
Dicen los que están más cerca tuyo que te minimizás, te tirás a menos…
Lo escuché, pero no creo que sea tan así. Quizás es porque estoy muy enfrascada en mis cosas, y desde afuera se percibe otra actitud. Pero no me tiro a menos. Simplemente no sobredimensiono.
El 25 de agosto es el primero de los shows que tiene previsto Soledad Pastorutti en el Gran Rex. El segundo será el sábado 26, cuando se despedirá de la gira "20+1". Entradas a la venta en boleterías y a través de Ticketek.