Hace varias semanas el virus llegó con fuerza en Azul, sin embargo son pocos los que viven la experiencia de recorrer los pasillos del Hospital Pintos. El lugar desde donde se lucha para combatir el COVID-19 en Azul es un sitio reservado para pacientes urgentes y médicos. Osvaldo Morua, un azuleño que dio positivo, escribió un crudo relato en el que explicó cómo fue visitar el nosocomio local.
"Ayer concurrí al Hospital Pintos a realizarme un hisopado por presentar síntomas compatibles con COVID (el cual dio positivo de acuerdo a lo que acaban de informarme). Todos hemos escuchado historias sobre las condiciones en las que se trabaja en los hospitales pero ni el más pormenorizado y crudo relato se acerca a la realidad. Es imposible imaginar cómo la pelean médicos, enfermeras y personal en general hasta que uno se enfrenta a esa situación. La escena es paralizante y la mente se niega a entenderla", arranca el texto del azuleño.
"Mientras los camilleros pasan apurados con pacientes de urgencia, llegan ambulancias con más personas. Mientras todo esto sucede los recipientes de residuos se van llenando vertiginosamente con barbijos, guantes, botas y camisolines descartables (desinfectados inmediatamente con pulverizaciones de alcohol). Nada se detiene ni por un instante. Todo es urgente y las imágenes se suceden y giran como en un gran caleidoscopio que produce pánico. El asombro y el miedo van dando paso a la tranquilidad al sentir la calidez de quienes atienden amablemente y ayudan a superar la paralizante situación. Es asombroso y emocionante ver la capacidad de trabajo de estas personas que se desenvuelven en condiciones altamente adversas. Las capas de barbijos y máscaras que los envuelven no impiden percibir una sonrisa amigable y escuchar la palabra tranquilizadora", continúa el posteo.
"Si todos tuviésemos la posibilidad de vivir esta tremenda experiencia sólo por cinco minutos al menos, estoy seguro de que la realidad sería otra muy distinta a la que vivimos, pues no creo que nadie -despues de ver y vivir esto- sea capaz de ponerse en riesgo a sí mismo o a sus seres queridos. Mucho menos sabiendo que esto que se vive en la guardia puede ser sólo la antesala de algo peor. Nada de lo que diga se acerca a la realidad. Sólo quise relatar mi experiencia por si a alguien le es útil", finaliza el texto y agradece a las médicas Claudia Sirote, Analía Fortunato y Silvina Brambilla.