Este viernes temprano, el papa Francisco salió de Roma y llegó a Irak, en el que es su primer viaje al extranjero tras la pandemia de coronavirus, y también la primera vez en la historia que un pontífice visita ese país. Dijo estar “contento” con el viaje.
Francisco, de 84 años, estará en Irak por tres días, y tenderá la mano a los musulmanes chiitas durante un encuentro muy simbólico con el gran ayatolá Alí Sistani, la máxima autoridad religiosa de esta rama del islam.
“Estoy contento de retomar los viajes” después de 15 meses sin realizar desplazamientos, dijo Francisco a los periodistas en el avión. El papa argentino ha confesado que en los últimos meses se ha sentido “enjaulado” en el Vaticano.
“Y este viaje emblemático es también un deber hacia esta tierra mártir desde hace tantos años”, agregó el papa argentino antes de aterrizar.
Durante esta visita por varias ciudades, el papa se encontrará con poca gente en las carreteras, arregladas para la ocasión, debido a un confinamiento total decretado en el país, donde el número de casos ha batido esta semana un récord, con más de 5000 contagiados diarios.
“Voy a intentar respetar las indicaciones y no dar la mano a nadie, pero tampoco quiero quedarme lejos”, dijo el papa en el avión. Mientras, las autoridades de Bagdad aseguraron que han tomado todas las medidas de seguridad posibles.
“Irak recibe al papa Francisco reafirmando a qué punto nuestros vínculos humanos son profundas”, dijo el primer ministro iraquí Mustafa Al Kadhemi en un tuit, antes de dar la bienvenida al pontífice al pie del avión.
El líder de los 1300 millones de católicos del mundo recorrerá más de 1400 kilómetros en vehículo blindado, helicóptero o en avión, sobrevolando a veces zonas donde se esconden todavía yihadistas del grupo Estado Islámico (EI).
Durante su visita tampoco habrá baño de multitudes, algo que Francisco siempre disfruta, y en los diferentes altos en su viaje por el país solo estarán presentes algunos centenares de personas, con excepción de la misa del domingo en el estadio de Erbil, en el Kurdistán, en la que participarán varios miles de fieles que han reservado su plaza con antelación.
Una visita “oportuna”
Para Saad al Rassam, cristiano de Mosul, una ciudad que sigue en reconstrucción después de la guerra contra el EI, este viaje se produce en el momento justo en este país cuya tasa de pobreza se ha duplicado y afectaba al 40% de la población en 2020. “Esperamos que el papa explique al gobierno que debe ayudar a su pueblo”, dijo a la AFP.
Francisco empezará el viernes su visita con un discurso y un encuentro con los dirigentes iraquíes. Más allá de las dificultades de seguridad o económicas que sufren los 40 millones de iraquíes, se mencionará sin duda el traumatismo adicional de los cristianos.
Cuando en 2014, el EI conquistó la llanura de Nínive, decenas de miles de cristianos huyeron de esta región del norte. “Algunos tuvieron unos minutos para decidir si se iban o eran decapitados”, recuerda el sacerdote Karam Qacha.
“Tuvieron que dejarlo todo, salvo la fe”, resume este sacerdote caldeo en Nínive, que denuncia la escasa ayuda que brinda el gobierno a los cristianos para recuperar sus viviendas o sus tierras.
Éxodo de cristianos
El cardenal Leonardo Sandri, que dirige la Congregación de las Iglesias Orientales en el Vaticano y acompaña al papa, asegura que un Oriente Medio sin cristianos, es un “Oriente Medio que tiene harina pero le falta la levadura y la sal”.
Es por ello, asegura, que el papa Francisco no dudará en pedir a los cristianos que permanezcan o regresen a Irak donde quedan tan solo 400.000 fieles, frente al millón y medio de 2003. Un llamado al regreso “obligatorio” pero “difícil”, dice el cardenal Sandri, en un país que desde hace cuatro décadas vive en conflicto o atraviesa crisis políticas y económicas.
Según la fundación “Ayuda a la Iglesia en peligro”, solo 36.000 de los 102.000 cristianos que se fueron de Nínive han vuelto. Y entre ellos, un tercio dice que prevé irse del país para 2024 por miedo a las milicias y debido al desempleo, la corrupción y la discriminaciones.
El sábado, y por primera vez en la historia, el papa será recibido en la ciudad santa de Nayaf (sur) por el gran ayatolá Alí Sistani en persona, un hombre de salud frágil de 90 años que nunca ha aparecido en público.
El itinerario de Francisco
A su llegada al aeropuerto de Bagdad, esperó al papa a pie de escalerilla el primer ministro iraquí, Mustafa al Kazemi, y niños con trajes tradicionales le ofrecieron flores.
Tras una discreta ceremonia de bienvenida, el papa y el jefe del Gobierno se reunieron en privado en una de las salas del aeropuerto de la capital.
Su primer acto oficial fue la reunión con el presidente del país, el kurdo Barham Saleh, y el discurso que pronunció en el palacio presidencial ante las autoridades y miembros del cuerpo diplomático.
En solo tres días, el pontífice irá al sur a Ur de los Caldeos y al norte, a la llanura de Ninive y las ciudades de Mosul y Qaraqosh, destrozadas por el EI y donde se concentraba la población cristiana que ha quedado reducida a la mitad, además de a Erbil, la capital del Kurdistán, que dio cobijo a los que huían de los yihadistas.
Mensaje a Palestina
Mientras sobrevolaba territorio palestino, en su vuelo con destino a Irak, el papa Francisco envió un mensaje al pueblo de ese país, a través de un telegrama.
“Mientras sobrevuelo los territorios palestinos durante mi vuelo a Irak, extiendo mis saludos cordiales a su excelencia (el presidente, Mahmud Abás) y todos sus queridos ciudadanos”, dijo Francisco en el telegrama enviado a las autoridades palestinas.
“Rezo para que el Altisimo bendiga a los palestinos con paz y bienestar”, añadió el papa en el texto.
Discursos en Bagdad
Francisco comenzó la visita a Irak con un llamado al fin de la injerencia extranjera en el país, un pedido de protección de su perseguida minoría cristiana y una condena al fanatismo religioso, en un viaje sin precedentes en medio de la pandemia de coronavirus para promover la tolerancia y fraternidad entre el cristianismo y el islam.
En su primer discurso en Bagdad, Francisco pidió que las naciones extranjeras no impongan sus “intereses políticos” en el país, al tiempo que animó a las autoridades locales a encarar una reconstrucción con respeto por las minorías religiosas y que pueda crear “oportunidades concretas” para salir de la crisis económica sin “violencia y extremismos”.
“Que cesen los intereses particulares, esos intereses externos que son indiferentes a la población local”, reclamó el Papa en el discurso frente al presidente Barham Salih en el Palacio Presidencial de Bagdad, al animar al país a una reconstrucción tras las últimas décadas en las que Irak sufrió “guerras, terrorismo y conflictos sectarios”.
Francisco no mencionó a ningún país en particular, pero su visita de tres días llega en momentos en que Irak es centro de crecientes tensiones entre Estados Unidos e Irán.
Cercanía con los jóvenes
Al terminar las actividades oficiales de su primer día en Irak, Francisco se reservó la media hora previa a la cena para recibir a un grupo de jóvenes de la fundación pontificia Scholas Occurrentes, a quienes animó a trabajar en la reconstrucción del país asiático a través de la educación.
La reunión con los jóvenes de la fundación que Francisco creó en sus tiempos de arzobispo porteño sirvió además para lanzar una “Escuela del Deporte por la Paz” que la institución desarrollará en la norteña ciudad de Erbil, en la zona de Irak donde son mayoría los kurdos, con ayuda de la Liga de Fútbol de España.
La Escuela de Deportes por la Paz cuenta además con el apoyo del Consejo Mundial de Boxeo para llevar adelante iniciativas del programa BoxVal en Irak.
Durante la reunión Mina Hazim Louis, que el pasado jueves 4 de marzo participó en un encuentro interreligioso en Bagdad, le regaló al Pontífice una camiseta pintada por ella con el logo de Scholas y su inscripción en árabe. Mustafa Muneer Karm, le entregó los sueños que cada uno de los jóvenes escribió para seguir desarrollando juntos la cultura del encuentro.
También se le mostraron al Papa imágenes de las actividades realizadas los días previos en Erbil, donde quedó inaugurada la Cátedra Scholas para el desarrollo de programas en Irak.
Antes de la reunión de la tarde, el Papa se había dirigido a la juventud en sus dos discursos en Bagdad: frente al presidente Barham Salih, calificó a los jóvenes como “la esperanza de un futuro mejor”, y luego, reunido con obispos y sacerdotes en la catedral de Bagdad, les dedicó una parte significativa de su intervención.
“Pienso particularmente en los jóvenes. En todas partes son portadores de promesa y de esperanza, y sobre todo en este país. De hecho, aquí no hay solamente un patrimonio arqueológico inestimable, sino una riqueza incalculable para el porvenir: ¡son los jóvenes! Son su tesoro y hay que cuidarlo, alimentando sus sueños, acompañándolos en el camino y reforzando su esperanza”, aseguró frente a unos 100 miembros del clero de Irak.
“Aunque jóvenes, ciertamente, su paciencia ya ha sido puesta a prueba duramente por los conflictos de estos años. Pero recordemos que ellos, junto con los ancianos, son la punta del diamante del país, los mejores frutos del árbol. Depende de nosotros cultivarlos para el bien e infundirles esperanza”, planteó en su discurso en la Catedral Nuestra Señora de la Liberación de Bagdad
Con información de EFE, AFP y Télam.