Después de la derrota en la interna cordobesa, Mario Negri trabaja para retener la presidencia del bloque radical en la Cámara de Diputados, pero el PRO se prepara para disputarle la conducción del interbloque Juntos por el Cambio y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se mete en la pulseada con una fuerte apuesta a Cristian Ritondo.
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Si bien nadie quiere arriesgar números antes de la elección de noviembre, en los bloques comenzaron a tantear el panorama con la foto de las PASO y los cálculos siguen colocando al PRO por encima de la UCR. Hoy el bloque de Ritondo está seis diputados arriba (53 a 47) y, si se mantiene esa diferencia, Negri podría despedirse del rol de articulador que ocupa desde 2015.
“Perfectamente podríamos acceder a la presidencia del interbloque”, admitió un diputado que mantiene un diálogo fluido con Larreta, el expresidente Mauricio Macri y la titular del partido, Patricia Bullrich. En el PRO afirman que esta vez las condiciones cambiaron y que, a diferencia de 2019 (cuando Elisa Carrió vetó a Ritondo), ahora sí darán la discusión.
“No hay ningún motivo para no reclamarlo si nos corresponde”, reconoció a este medio otro encumbrado diputado, aunque se mostró más cauto: “Depende de cómo queden integradas las listas y de cuántos entren. Meter uno más o uno menos en cada provincia cambia la ecuación; no es fácil estimarlo ahora”.
Cerca de Negri sostienen que la jefatura del interbloque “no lo desvela” y que sus esfuerzos están puestos en retener el bloque radical. Además de la derrota frente a Luis Juez, el cordobés arrastra el desgaste propio de una tarea complicada: la de administrar una bancada con identidades y visiones diversas, primero como oficialismo y luego como oposición.
El elegido de Larreta
Ritondo, exministro de Seguridad de María Eugenia Vidal, es el candidato de Larreta para conducir Juntos por el Cambio. El mandatario porteño, que salió empoderado de las PASO, valora su rol de enlace entre los distintos sectores del PRO y también el buen trato con el oficialismo, en particular con Sergio Massa.
Esa complicidad con el presidente de Diputados es resistida por Carrió, que en el verano acusó a Ritondo de “traición” y causó mucho enojo en el PRO. La fundadora de la Coalición Cívica blanqueó esta semana sus deseos de que Negri continúe en el interbloque para hacer valer su experiencia, ante la oportunidad que tiene Juntos por el Cambio de arrebatarle al Frente de Todos la primera minoría.
De todos modos, la definición final del interbloque depende de que el PRO confirme, primero, su superioridad sobre la UCR. Para eso será clave retener adentro del bloque a díscolos como Emilio Monzó y Rogelio Frigerio, que asumirían en diciembre. El extitular de Diputados ya trabaja para darle forma a esa “pata peronista” y se ilusiona con reunir a unos ocho diputados, pero el cálculo es prematuro.
Negri y la pelea radical
La principal apuesta de Negri es retener la titularidad del bloque, donde sigue teniendo amplio apoyo. “Si tengo la confianza seré presidente del bloque. Yo hago política, la llevo en la sangre, y lucho por mis convicciones. Creo que no lo he hecho tan mal. Si es otro, será otro, pero yo me he preparado mucho tiempo para esto”, dijo el cordobés en una entrevista televisiva.
La puja por el bloque va de la mano de la renovación de autoridades en el Comité Nacional, donde se enfrentarán, en diciembre, Gerardo Morales y Martín Lousteau. El último miércoles, el gobernador de Jujuy y su par correntino, Gustavo Valdés, encabezaron una reunión donde hicieron cuentas y concluyeron que tienen los votos para ganarle al porteño tanto en el partido como en los bloques de diputados y senadores.
En la Cámara baja, aseguran que dos tercios del bloque apoyan a Negri, que ya dio la pelea en 2019 contra el mendocino Alfredo Cornejo, aliado de Evolución. Una fuente del sector de Lousteau estima que tendrán unos diez diputados “puros” más algunos socios, mientras que Negri podría llegar a juntar unos 30 avales.
Además, el actual jefe del bloque tampoco tiene, todavía, rivales concretos. El mendocino Julio Cobos y el bonaerense Facundo Manes no tendrían intenciones de desplazarlo, y el porteño Emiliano Yacobitti, del ala de Lousteau, no es visto como “una figura que genere consensos”.
La puja en el PRO
En el grueso del partido amarillo dan por descontado que Ritondo seguirá al frente del bloque PRO. Cuentan que su continuidad ya había sido arreglada de antemano con Vidal y Diego Santilli, el primer candidato en provincia de Buenos Aires. Sin embargo, también se anotó en la pelea el mendocino Omar De Marchi.
De Marchi -que hace dos años ensayó una rebelión que fue desactivada por el propio Macri- forma parte del grupo de dirigentes del interior que piden pista y quieren terminar con el centralismo porteño-bonaerense del PRO. Incluso trabajan en el armado de una “corriente federal” con representantes de Mendoza, Córdoba, La Rioja y Santa Fe, entre otras provincias.
Ese planteo fue el que obligó a Larreta a cederle a De Marchi la vicepresidencia primera de Diputados, que hasta diciembre ocupó su socio porteño Álvaro González. Ahora, el mendocino está dispuesto a dejar ese cargo institucional para pelear la conducción del PRO, siempre y cuando Ritondo pegue el salto al interbloque.
Por la Corresponsalía de Buenos Aires