La figura de Enrique Pinti es muy conocida en el país debido a su extensa carrera en la actuación, el teatro, el cine y la televisión. Además de su tan popular y llamativo humor.
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En entrevista con el programa de radio “Puchero Misterioso” que se emite por Luxradio.com.ar, Pinti dio detalles sobre cómo vivió la cuarenta más estricta, su carrera artística y algunos temas de actualidad como lo es el lenguaje inclusivo.
Es que cuando el decreto presidencial estableció el confinamiento obligatorio, Pinti, de 81 años de edad, se tomó muy en serio las medidas para resguardar su salud.
“Me tomé muy en serio la cuarentena no solo por mi edad sino porque además soy diabético y tengo sobrepeso. Hice algunas cosas en Instagram y algunos stream con Polino. Vivo en una casa cómoda y tengo gente que me ayuda con las tareas de la casa y un masajista que viene 3 veces por semana.
Sobre cómo logró ser tan reservado con su vida privada a la par de su carrera, Pinti explicó: “Tampoco hice la de Sandro, no puse murallas pero simplemente viví con mi familia, que es mi núcleo y mis amigos del medio. Soy amigo de mucha gente, cuando trabajo en el teatro me hago amigo, por ejemplo con Florencia Peña y Diego Ramos cuando hicimos comedia musical. Desde que comencé en 1957 en el teatro independiente fui amigo de Alejandra Boero, Pedro Aschini, de Héctor Alterio, Todos ellos fueron mis maestros”.
-En varias películas mostraste tu talento como actor dramático haciendo personajes muy distintos a lo que haces en teatro.
- Sí, y no entiendo porque no me han llamado más. Y no me callo a la hora de pedir papeles, he llamado a directores o productores para trabajar en sus películas. Campanella o Carnevale, directores que admiro, jamás me convocaron. Películas como ‘Flop’ o ‘Perdido por perdido’... Varios los conseguí por acomodo. Lo mismo con ‘Esperando la Carroza’, me acomodaron Cipe Lincovsky y Gasalla. A mí me han dicho que me rebajo por que digo que quiero trabajar, pero no me importa.
Con referencia a su espectáculo “Salsa Criolla”, en el ciclo radial le consultaron sobre su visión actual de lo que se vive hoy en la Argentina.
“Es una continuidad permanente de errores y virtudes. Creo que a todos los pueblos les pasa lo mismo, si revisás la historia de España, por ejemplo, que llegó a ser una de las potencias más grandes del mundo en la época de Carlos V y más adelante se empezó a caer y entraron en una etapa de crisis que aún no termina. Inglaterra fue la reina de los mares, pasó por una gran decadencia y dos guerras mundiales, pasaron por torturas, muertes, sufrimiento lo mismo Francia con su revolución guillotinando a miles de personas”, expresó.
“Ellos tienen más historia que nosotros que somos una mezcla de distintos pueblos de Europa y así es que también venimos cometiendo errores similares. Pudieron superar los problemas después de haberlos pasado”, sentenció.
-¿Cómo ves hoy en día a los medios de comunicación, por ejemplo, la televisión?
-La televisión siempre tuvo una gran llegada e importancia en la formación cultural y de opinión en la sociedad, pero también tiene algo de una masificación espantosa. Para algunas personas puede ser el único medio de comunicación con la realidad, así es que nos tienden trampas y nos tratan como a idiotas. Juegos de adivinanzas, programas de chimentos, cosas sin importancia. Te invitan para hablar de algo que estás por estrenar y solo tenés cinco minutos para hablar de tu trabajo.
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Sobre su relación con el lenguaje inclusivo, el humorista aseguró que se “lleva mal” con este, pero no lo rechaza.
“Tengo muchos años, jamás me pelearía por una letra A o una E. Con respecto a los temas de identidad de género hace siglos que venimos haciendo las cosas mal pero en este período de transición se exagera mucho. En los primeros años de implementar estos cambios se cometen errores”, señaló.
-Fuiste uno de los primeros en llevar cierto lenguaje picante al teatro. ¿Tuviste problemas?
-Sí, algunas marginaciones, en algunos programas, miedo a las multas, que en esa época era algo sancionable. Pero eso por suerte no existe más. Si me enteraba que algún conductor me criticaba, los mandaba al diablo.