Los casos de coronavirus no ceden y el país ya acumula más de 93.000 muertos, al mismo tiempo que crece la polémica luego de que el Gobierno nacional decidiera que solo podrán ingresar al país vía aérea un máximo de 600 pasajeros diarios, lo que generó un fuerte malestar en las aerolíneas y en los argentinos que quedaron varados en el exterior.
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La reducción del 70 % en el cupo de personas que pueden ingresar al país rige hasta el 9 de julio próximo, aunque no hay certeza de que se revierta ese día, y se suma a que las fronteras siguen cerradas al turismo extranjero y se mantienen suspendidos los vuelos provenientes del Reino Unido, Chile, Brasil, la India, los países de África y Turquía.
La decisión se tomó para retrasar lo más posible el ingreso de la nueva variante Delta, que en Argentina aún no tiene circulación comunitaria, y debido a que solo un 32 % de las personas que ingresan al país cumple con la cuarentena obligatoria.
Ante esta situación, los argentinos varados en el exterior no ocultan su malestar. “Teníamos estas vacaciones programadas para 2019 y lógicamente no pudimos viajar. Tomamos la decisión este año cuando vimos que Aerolíneas estaba aumentando las frecuencias, y vimos que el tema, aparentemente, se estaba solucionando y no iba a haber ningún imprevisto de un momento para otro”, dijo un empresario que fue de vacaciones a Miami en diálogo con TN.
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Y agregó: “Nos tomamos unas merecidas vacaciones, que creo que todos nos merecemos. Parecería que cuando uno viaja al exterior es un oligarca, un delincuente vende patria y se va a dar la vacuna a otro lado. Mi mujer es docente ya se había vacunado en la Argentina”, relató.
Y concluyó: “Estamos sufriendo, yendo y viniendo con las valijas y la incertidumbre de no saber cuándo vamos a volver. Parece un castigo para los que viajan al exterior”.
Por las estimaciones oficiales, unos 45.000 argentinos y residentes están en el exterior. No se sabe si todos ellos quieren volver, pero podría tomarles semanas o meses tras las nuevas medidas.
Para el Gobierno de Alberto Fernández, no se trató de una medida sorpresiva, porque todos los pasajeros firmaron una declaración jurada en la que aceptaron las consecuencias de viajar durante la pandemia y que señalaba que la salida del país implicará “la aceptación y asunción de las consecuencias sanitarias, legales y económicas derivadas de las mismas y del eventual reingreso a la Argentina”.