En los últimos tiempos quedó claro que el feminismo no es una moda, sino que llegó para quedarse. Por eso, que las mujeres elijan sus símbolos para tatuarselos en la piel no debería sorprender. Símbolos y frases, dibujos feministas, e incluso pañuelos verdes, son tendencia en tatuajes, y hay incluso tatuadoras que se dedican a esos diseños con exclusividad.
Según Pinterest, los tatuajes feministas son la segunda categoría más buscada en argentina. Desde el famoso "We can do it", una mujer con el puño cerrado demostrando su fortaleza, hasta los símbolos más locales del feminismo, como el pañuelo verde, son elegidos como marca que quedará para siempre en la piel.
Es un gesto cargado de sentido el de elegir llevar en la piel un dibujo que no puede borrarse: las chicas están diciendo que el feminismo no es algo pasajero. Llegó para quedarse. pasando por las frases de libertad, apropiación del cuerpo, guerreras indígenas, hasta arquetipos femeninos y diosas celtas son elegidos como celebración de cuerpos históricamente castigados y oprimidos, que buscan despertar.
María Belén Solís, más conocida en las redes como Walkiria Tattoo, es una tatuadora de profesión que vive en Escobar y se ganó no solo un gran reconocimiento en el mundo del tatuaje -participará del Expo Tattoo Show- sino un lugar entre las feministas que la eligen para tatuarse.
Cuenta a Clarín que muchos de sus diseños se caracterizan por ser una imagen abreviada con una gran historia detrás. "Ayer justamente hice el tatuaje de una mamá soltera y su hija. Dentro de los tattoos feministas también son comúnmente usadas las palabras "Girl Power" o "Resiliencia", que hablan del poder de enfrentar las situaciones".
Otra taturadora feminista a la que muchas llegan atraídas por sus dibujos es Agustina Perrone, "la maga". Comenzó a tatuar hace diez años, pero desde hace seis lo hace profesionalmente y tiene su propio estudio, @espaciokadhabra, con una socia. Cuenta que siempre le tocó trabajar con mujeres. Muchas la elegían por sentirse cómodas con el desvestirsee incluso huyendo de situaciones que rozaron el abuso.
"Llegué al feminismo por el movimiento de Parto en casa, con el embarazo de mi hija, escapando de un obstetra que me había maltratado", cuenta. Se inspiró con la feminista Casilda Rodrigañez y empezó a diseñar para la revista de Las Casildas. Subió esos diseños a las redes sin imaginar que la convertirían en una de las tatuadoras más buscadas del ambiente. "Los dibujos tenían que ver con embarazadas con serpientes, porteando, maternando desde el deseo y no desde el mandato, con un aire de salvajismo, recuperando algo que en la sociedad se había perdido (muchas de nosotras no fuimos amamantadas, por ejemplo)", cuenta con orgullo.