La economía de la Argentina lidiará este año en un mundo cuya economía se ralentizará pero no llegará a caer en recesión, por lo que el Gobierno y las empresas tendrán que ingeniárselas para poder mejorar el flujo exportador más allá del agro.
La agencia Standard & Poor's (S&P) emitió un reporte en el que pronostica que la economía global sentirá en 2019 la ralentización del crecimiento de los Estados Unidos, la Eurozona y China.
Pero al menos por ahora, no existen indicios de una recesión en estos mercados determinantes para el comercio global. Y tampoco prevé que los países emergentes vayan a sufrir crisis de moneda como las de 2018.
Alejandro Werner, director para América Latina del FMI, dijo en declaraciones televisivas que en Argentina caerá este año 1,7%. El dato alentador es que la contracción del tercer trimestre de 2018 fue menor a la que había previsto el organismo.
A su vez, el economista jefe del Banco Mundial, Jorge Familiar, sostuvo que las elecciones presidenciales aportarán a la recesión, por la incertidumbre que generan. Pero se mostró optimista en cuanto que la caída no superará el 1,7%.
Las tensiones globales, no obstante, están a la orden del día. El presidente estadounidense, Donald Trump, canceló ayer su viaje al Foro de Davos, programado del 21 al 25 de enero, a causa de la parálisis presupuestaria por falta de acuerdo sobre el muro fronterizo con México.
La gestión Trump se mantiene parcialmente paralizada desde fines de diciembre, cuando el presidente se negó a firmar un acuerdo presupuestario a menos que el Congreso acuerde asignar 5.000 millones de dólares para el muro fronterizo.
Ayer el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, advirtió que una parálisis prolongada del gobierno federal estadounidense podría tener un "efecto considerable" en la primera economía del mundo, y con ello arrastrar a la economía global.
Por otro lado, tranquiliza que las recientes negociaciones en Pekín hayan sentado “sentado las bases” de un acuerdo comercial con Washington, celebró este jueves el gobierno chino, pero aún se hace esperar el anuncio sobre avances concretos.
Sylvain Broyer, economista jefe de S&P planteó que al margen de esas tensiones por ahora no se ven cambios determinantes en las previsiones, respecto de las evaluaciones presentadas en noviembre.
El principal riesgo, indicó, es que prolifere el proteccionismo de la mano de los aranceles. Y aclaró que hasta el momento el incremento de los impuestos a las importaciones “es residual” y está compensando en el comercio mundial por la iniciativa china de la nueva ruta de la seda.
La agencia S&P anticipó un alza del Producto Bruto Interno de Estados Unidos de 2,3% este año y 1,8% en 2020 tras el 2,9% de 2018. Por ahora, tampoco hay riesgos de que la Reserva Federal acelere la suba de tasas y convierta a ese país en una esponja de divisas.
El riesgo, a su juicio, podría venir del nivel de endeudamiento de las empresas en el contexto de suba de tasas, que tampoco van a ascender tanto y, al mismo tiempo, “no se prevé un hundimiento de los beneficios de las empresas estadounidenses”.