La flota de aviones privados y oficiales que usaron Néstor y Cristina Kirchner para transportar bolsos con millones de dólares en coimas desde Buenos Aires a Río Gallegos y El Calafate entre el 2003 y el 2015 tiene un punto en común: el ex secretario privado de ambos Daniel Muñoz.
En la causa de los cuadernos de las coimas existen testimonios que unidos a datos obtenidos por Clarín revelan cómo funcionó esa flota y cómo se violaron los controles de los aeropuertos.
El financista Ernesto Clarens confirmó que es dueño de la empresa Excel Servicios Aéreos que es propietaria de un Lear Jet 60, y reveló que alquilaban los aviones "a funcionarios del gobierno" y entregaban facturas que emitía la firma Cabiline. Se trata de la firma de taxis aéreos que más contrató Cristina Kirchner para los viajes de su familia. En otro expediente, la ex secretaria de Kirchner Miriam Quiroga dijo que esa empresa pertenecería a Muñoz.
Otro dato que conecta a Muñoz con los bolsos que iban al Sur es que siempre llevaba y controlaba las valijas en los vuelos con aviones oficiales de la Presidencia.
En la causa de los cuadernos, el ex piloto de los Kirchner Sergio "Potro" Velázquez también había contado que vio cómo Muñoz llevaba siempre muchos bolsos en los vuelos del Tango 01. Los bolsos "no pasaban por los controles de seguridad aeronáutica".
Claudio Uberti, como arrepentido, habló de la protección de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). En un informe pide que se investigue "por incumplimiento de sus deberes a quienes debían haber controlando todas las cargas".
De esta manera, la logística del transporte de las coimas quedó bajo la lupa de la Justicia.