Un grupo de investigadores encontró un queso de 3.200 años de antigüedad en una tumba de Egipto. La pieza pertenecía a Ptahmes, un alto funcionario que vivió en el siglo XIII a.C., durante la dinastía XIX, y que servició a los faraones Seti I y Ramsés II.
En esa época era frecuente que las personas de clase alta prepararan su vida en el más allá. Por eso, era habitual que junto a sus cuerpos momificados se colocaran objetos, joyas y recipientes con bebidas o alimentos, como este queso, que estaba guardado en una vasija dentro de la tumba en la necrópolis de Saqqara.
"Podemos decir que éste es el queso sólido más antiguo hallado hasta ahora, tanto en Egipto como en el resto del mundo. Se han descubierto restos de lácteos de más edad, pero éste es seguramente el producto más antiguo elaborado con una tecnología específica y no sólo resultante de la fermentación natural de la leche (yogurt o kefir), como en los otros casos", contó desde China el químico Enrico Greco, investigador de la Peking University y autor principal de esta investigación publicada en la revista Analytical Chemistry.
El análisis de este queso dio otra sorpresa. Encontraron Brucella melitensis, la bacteria que causa la brucelosis, una enfermedad que infecta sobre todo a animales domésticos y de granja, como perros, vacas, ovejas, cerdos o cabras, pero que también pueden contraer las personas.