Pese al calor, los mares de Pinamar y Villa Gesell se encuentran prácticamente vacíos por la presencia de una plaga de tapiocas, pequeñas aguavivas casi imperceptibles a la vista pero que causan el mismo dolor que sus parientes de mayor tamaño.
"Se reproducen muy rápidamente y no hay solución alguna, depende del cambio de marea y viento", explicó Jennifer Pezzo, de la Fundación Ecológica Pinamar.
Las tapiocas llegaron a la Costa Atlántica con el viento norte, el cual se espera que sople durante toda la semana excepto el miércoles y jueves. Por este motivo, se espera que haya largas filas en las duchas de los balnearios.