La cifra de víctimas por las lluvias torrenciales en Japón ascendió este miércoles al menos a 179, la más elevada desde 1982. Además, hay 60 personas desaparecidas desde la semana pasada y los equipos de rescate intentan encontrar superviventes entre las ruinas.
Los afectados que se encuentran en refugios también padecen ahora el calor, tras las lluvias torrenciales de los últimos días. El Gobierno está intentando suministrarles agua potable y alimentos lo más rápido posible.
Los camiones que transportan suministros a las tiendas recibieron el mismo permiso que los vehículos de emergencia, anunció el primer ministro japonés, Shinzo Abe. El mandatario se desplazará a la provincia más afectada, Okayama, para ver los destrozos y conocer de primera mano las necesidades de los afectados.
Las intensas lluvias cesaron hace días en las zonas más afectadas, pero los servicios meteorológicos advierten del riesgo de que se produzcan más corrimientos de tierras.
Se trata de la mayor catástrofe natural vivida en Japón desde el devastador terremoto y tsunami de 2011 y por el momento no se conoce el alcance de los daños. Algunas zonas devastadas por el lodo tenían un aspecto lunar. Cientos de casas quedaron totalmente destruidas, aunque el Gobierno todavía no tiene un panorama completo de los destrozos.
Según las cifras provisionales, unos 10.000 edificios quedaron inundados en las provincias de Hiroshima y Okayama y en otras regiones. Unas 11.000 personas pasaron de nuevo la noche en albergues de emergencia. Especialmente, las personas más ancianas están sufriendo el calor, no pueden ducharse y necesitan medicamentos.