Walter Casas (27) le había dicho a su familia que se iba a trabajar a Brasil. Pero en realidad, viajaría 18.000 kilómetros con una valija cargada con 2,5 kilos de cocaína. El plan fracasó y terminó detenido. Está preso desde hace cuatro meses en la cárcel de Lai Chi Kok, una de las ciudades de la región administrativa especial de Hong Kong, que pertenece a China.
Era la primera vez que Walter salía del pías y le tocó hacerlo como "mula". Tomó un avión rumbo a San Pablo y, bajo las instrucciones que le dio su reclutador, se encontró con una mujer de nacionalidad peruana que le entregó una valija. El joven asegura que no sabía que había droga en su interior, pero que lo sospechaba. Con ese equipaje tenía que ir hasta Hong Kong, donde le pagarían 8.000 dólares y le costearían 15 días de estadía. Llegó a destino el 15 de marzo, pero lo detuvieron cuando estaba por salir del aeropuerto.
Walter cuenta a Clarín vía carta desde la cárcel de Lai Chi Kok que llegó a traficar droga porque la situación económica de su familia era mala: dice que su padre cobra una pensión y que su madre está desempleada desde hace dos años, cuando la echaron de una empresa de servicios de limpieza.
Los agentes revisaron la valija, la desarmaron y sacaron un paquete. Luego pincharon el ladrillo blanco, del que salió polvo. Cuando le hicieron el test con reactivos, dio positivo de cocaína. A partir de ese momento, Walter quedaba detenido por traficar 2,5 kilos de droga. Al quedar detenido le sacaron el celular, los anteojos y sus audífonos. Walter tiene otoesclerosis, una enfermedad ósea que le provoca disminución auditiva. "No veo, no puedo leer y no escucho", explica.
En Hong Kong hay cerca de 140 mulas sudamericanas en prisión, la mayoría de Colombia. Es uno de los delitos más frecuentes en china. El 11 de junio Walter Casas tuvo la primera audiencia del juicio en su contra por tratar de ingresar droga en una valija. La pena máxima prevista para ese delito es perpetua y una multa de más de 600 mil dólares. El lunes 16 habrá otra audiencia y ese día se conocería el veredicto. Hoy lo único que le preocupa al joven argentino es saber cuándo podrá volver a ver a su familia. La esperanza se basa en un supuesto acuerdo bilateral entre la Argentina y Hong Kong por el que podría volver en algunos años y continuar su condena en el país.