Estados Unidos se retiró este martes del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, un órgano muy criticado por el gobierno de Donald Trump, en una decisión que fue calificada de "decepcionante, pero no sorprendente" desde la ONU.
En una rueda de prensa sin preguntas en Washington, la embajadora de ese país ante la ONU, Nikki Haley, anunció que "Estados Unidos se retira oficialmente del Consejo de Derechos Humanos de la ONU".
La representante justificó esta decisión por las posturas en el organismo de países como China, Venezuela, Cuba o la República Democrática del Congo, ya que, a su juicio, "no respetan" los derechos humanos.
Por este motivo y por el "prejuicio crónico" del Consejo contra Israel, de acuerdo con palabras de Haley, este órgano "no es digno de su nombre".
"No dudamos de que su creación fue con buena fe, pero tenemos que ser honestos: El Consejo de Derechos Humanos de la ONU es un pobre defensor de los derechos humanos", apuntó Pompeo.
La retirada de Washington es el último rechazo de EE.UU. a sus compromisos multilaterales después de que en los últimos meses haya abandonado la Unesco, el Acuerdo climático de París y el pacto nuclear con Irán.
Sin embargo, Pompeo aseguró que el Ejecutivo de Trump no se opone a trabajar con instituciones multilaterales, aunque, advirtió, "no será cómplice" del Consejo de Derechos Humanos.
"Estados Unidos lidera el mundo en asistencia humanitaria; no tomará lecciones de hipócritas", añadió el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo.
Este anuncio llega un día después de que la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos denunciara la separación de cientos de niños inmigrantes de sus padres en la frontera sur de EE.UU. en los últimos meses.
Los activistas de derechos humanos temen que una retirada de EE.UU. afecte a los fondos del Consejo, dado que Washington hace aportaciones para que sus mecanismos de investigación y supervisión en el mundo puedan operar.