Lo que antes era visto como un problema hoy es furor en las redes sociales. La marca del bikini en la piel bronceada se ha convertido en una moda sensual -pero peligrosa- en la tierra carioca.
Todos los días un grupo cada vez mayor de brasileras hace hasta 3 horas de cola para poder ingresar a la casa de Erika Romero, una empresaria de 34 años que vive en el barrio de Realengo, al oeste de Río de Janeiro. Allí se exponen al sol en su terraza, durante al menos tres horas, cubriendo sus partes íntimas con cinta adhesiva con el fin de lograr "la marca perfecta" en la piel bronceada.
Para combatir el calor, cada tanto, las clientas son rociadas con una regadera y se les ofrece una bebida fría. Según cuenta Romero, al llegar a su domicilio, las mujeres se aplican un factor de protección solar menor a 15 antes de subir a la terraza.
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