En el habitual discurso anual en el que delinea los trazos de la política vaticana para el mundo, el papa Francisco criticó hoy en la Santa Sede a los países que permanecen "indiferentes" ante la crisis migratoria y consideró "prioritaria" la defensa de los niños.
"Hay que hacer un enfoque prudente, no comporta la aplicación de políticas de clausura hacia los inmigrantes, sino que implica evaluar, con sabiduría y altura de miras, hasta qué punto su país es capaz, sin provocar daños al bien común de sus ciudadanos, de proporcionar a los inmigrantes una vida digna, especialmente a quienes tienen verdadera necesidad de protección", dijo el Sumo Pontífice.
"El problema de la inmigración es un tema que no puede dejar indiferentes a algunos países mientras que otros sobrellevan, a menudo con un esfuerzo considerable y graves dificultades, el compromiso humanitario de hacer frente a una emergencia que no parece tener fin", sostuvo el Papa.
Y luego agregó: "Los niños y los jóvenes son el futuro, se trabaja y se construye para ellos. No podemos descuidarlos y olvidarlos egoístamente".