Francia vive hoy su segundo día consecutivo de huelga ferroviaria, de nuevo con muy pocos trenes en servicio, importantes congestiones de tránsito y la disputa entre los sindicatos y el Gobierno.
Ante la imposibilidad de recurrir a los ferrocarriles, medio de transporte que utilizan unas 4,5 millones de personas por día, muchos optaron por trasladarse en auto y la consecuencia visible esta mañana fueron los casi 400 kilómetros de embotellamientos en los accesos de París, según indicó el Centro Nacional de Información Vial.
El secretario de Estado de la Cohesión Territorial, Julien Denormandie, reiteró hoy, en una entrevista al canal "BFMTV", el argumento del gobierno de Macron de que el objetivo es "un buen servicio público que ahora no es de calidad suficiente", para lo cual se van a invertir 36.000 millones de euros en la renovación.
Y sobre todo, insistió en que la empresa no se va a privatizar, sino que se va a transformar en "una sociedad nacional de capital público", en que no se cerrarán líneas deficitarias y en que el estatuto específico de sus empleados sólo desaparecerá para los nuevos contratos.
Las cuatro centrales sindicales ferroviarias de Francia han anunciado huelgas de dos días por semana hasta fines de junio.