Lorraine Burnett, de Dunfermline en Escocia, fue a una fiesta sobre un par de zapatos de taco de 13 centímetros que acababa de estrenar y -pese a sentirse dolorida- no se los quitó hasta el final de la noche.
Bailó y bailó, pero cuando llegó a su casa notó que se le había hecho una ampolla en su pie izquierdo. Nada anormal.
"Al día siguiente, tenía una gran ampolla roja en mi pierna izquierda", contó. Lo paradójico es que, al ser enfermera, sabía exactamente lo que tenía que hacer, así que la limpió y vendó.
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