Lázaro Báez dejó el Penal de Ezeiza hace dos semanas y cumple su prisión preventiva con arresto domiciliario en una casa que le prestaron en el Gran Buenos Aires. Pidió que nadie lo acompañe y solo su novia, Claudia Insaurralde, se acerca para llevarle la comida.
Según pudo averiguar Clarín, el empresario K pasa sus días solo, bajo la supervisión de dos policías y el monitoreo de la tobillera electrónica, mientras se "pone al día" con la realidad de sus empresas y del manejo financiero.
Mientras tanto, la familia de su actual pareja fue denunciada por Norma Calismonte, su ex mujer. Al parecer, Calismonte cuenta con recibos por cobros que la familia Insaurralde realiza de un complejo de cabañas que el empresario K tiene en Santa Cruz. Ese dinero no se registran en las cuentas judiciales de la familia.
"Ahora que está con arresto domiciliario, espero que vea quién le está robando la plata", habrían sido las palabras, días atrás, de la madre de los cuatro hijos de Lázaro. En este marco fue que el dueño del Grupo Austral pidió a sus abogados todo tipo de documentación y una computadora.
Y es precisamente con sus defensores con quien más está en contacto, ya que Báez está obsesionado con analizar el estado de sus empresas y el manejo de su patrimonio cuya valuación oficial es de US$ 205 millones.
"Pidió estar tranquilo para ponerse al día. Quiere corroborar si lo que le decían sus allegados y abogados cuando él estaba preso realmente es así, y contrarrestarlo con los planteos de la familia", dijeron sus familiares a Clarín.