Dos relatos sobre los impactantes días de adicción que vivió Claudio "Turco" García tras dejar el fútbol, se viralizaron en las redes sociales.
El exjugador de Huracán y Racing editó una autobiografía llamada "Este soy yo" (Planeta) y se filtraron dos fragmentos que dejaron atónitos a los lectores.
Uno de ellos habla del día en que el Turco tomó cocaína del pecho del cadáver de su padre, en pleno funeral.
"Cuando se murió (papá), compré 30 gramos de cocaína y me los tomé delante de la gente. No me importaba nada. Tomé en el pecho de mi viejo en el velorio. Le dije: 'Pa, voy a tomar cocaína, gordo hijo de puta, por culpa tuya, hasta las 4 de la mañana'. Cuando cerraron el cajón estaba reduro. Me puso más violento, les quería pegar a los tipos que se lo tenían que llevar. Un desastre", dice parte del recorte.
El otro fragmento es todavía más descabellado, y cuenta una insólita historia que le ocurrió cuando tenía de mascota a una serpiente pitón.
Leela completa a continuación:
"Una de esas cosas de drogado que todavía me asombra es la época en la que viví con una serpiente pitón. Siempre me gustaron las cosas raras. Me compré una pitón que era como una bola y se hizo de 1,60. A veces dormía con ella. Le daba de comer pollitos bebé. Me drogaba y la miraba mientras se los comía. Me encantaba esa secuencia. Un día me desperté y no la encontré. La empecé a buscar. Con un palo arranqué la tapa del aire acondicionado pero no estaba. No me quería imaginar cómo reaccionaría alguno de mis vecinos si se la cruzaba. Puse un cartel para que nadie se asustara pero fue peor. Por las dudas, fui a una juguetería y compré una serpiente de goma y la pasé por la puerta, para ver si entraba. Seguí buscando. Y seguí tomando. Saqué el inodoro, saqué la pileta. Pensaba que iba a estar en una cañería o en algún lugar caliente. Miré en el hidromasaje y la encontré en el motor, se ve que buscaba calor. No la podía sacar con nada. Fui a una veterinaria y me dijeron que le pusiera algo vivo en un palo. Compré unos ratones. También me dijeron que las serpientes cuando ven humo salen. Compré Clarín, lo prendí fuego. El humo negro iba al techo, era todo un quilombo. El baño lo rompí todo y al final la agarré. Esa noche le jugué a la quiniela al ratón (89) y al fuego (00), agarré los dos y con eso salvé los costos. Pinté y arreglé el departamento".