La tasa de desocupación en la Argentina aumentó 2,5 puntos porcentuales en el segundo trimestre del año y alcanzó al 13,1% de la población económicamente activa, el nivel más alto desde 2005.
Los números objetivos indican que en el segundo trimestre de 2019 había 12.073.393 personas ocupadas (con al menos un empleo) en el país y en el mismo período de 2020, esa marca cayó a 9.546.000 millones de personas. Se perdieron 2.572.393 empleos en un año.
Este estudio es realizado por el Indec sólo sobre 31 aglomerados urbanos, en los que viven 28,6 millones de personas. Pero la proyección de población 2020 del propio organismo para todo el país es de 45,4 millones.
Esos datos permiten proyectar la tasa de desocupación sobre el total del país. Esto indica que en total se habrían perdido en la Argentina unos 4.082.287 puestos de trabajo, entre registrados y "en negro".
La radiografía real del mercado de trabajo argentino es mucho peor en la Argentina de lo que muestran los números fríos. Hay que tener en cuenta que el Indec considera “población ocupada” a las personas que en la semana de referencia para el relevamiento han trabajado al menos una hora en una actividad económica.
Todos los indicadores laborales empeoraron notablemente producto de la parálisis que en abril, mayo y junio generó en el país la cuarentena con la que se buscó morigerar el impacto sanitario de la pandemia de Covid-19, según informó el Indec.
La tasa de actividad –el porcentaje de gente que está activa en relación al total de la población- se desplomó del 47,1% a 38,4%. Y la tasa de empleo -calculada como porcentaje entre la población ocupada y la población total de referencia- descendió del 42,2% a 33,4%.
Lorenzo Sigaut Gravina, director de la consultora Ecolatina, indicó que el hecho de que la destrucción de empleo se haya concentrado en la pérdida de trabajos informales y cuentapropistas significa que los niveles de pobreza e indigencia treparán aún más de lo esperado, pues esta fuente de ingreso laboral es preponderante en los hogares de menores recursos.
Mar del Plata, la peor
La tasa de desocupación más alta del país pasó a estar en la zona pampeana, que con un salto de 9,6 puntos porcentuales alcanzó el 16,7% de su población económicamente activa.
Esa región desplazó al Gran Buenos Aires, donde ahora el desempleo afecta al 13,2% de la población económicamente activa. Allí, una zona con inmensos bolsones de pobreza, la tasa de desempleo subió 1,3 puntos.
En Cuyo la tasa de desocupación escaló al 11,4%; en el noreste es el 7,2%; en el noroeste es del 9,1%; y en la Patagonia, del 10%.
Si se observa cada uno de los 31 aglomerados que se analizan, el que tiene mayor tasa de desocupación del país es Mar del Plata, con el 26%. Este distrito –al igual que la mayoría de las ciudades de la costa atlántica bonaerense, tiene su economía fuertemente atada al turismo.
En este lamentable podio están también Ushuaia-Río Grande con una tasa del 22% y el Gran Santa Fe, con una desocupación del 20,3%. Atrás les siguen el Gran Córdoba, con 19,1%; y el Gran Rosario, con el 17,9%.
Dos fenómenos
De los datos publicados por el Indec se desprende que la tasa de desocupación está integrada en un 54,9% por hombres y en un 44,9% por mujeres. La brecha se ensanchó en 3,2 puntos porcentuales. Es significa que la destrucción de empleo en la pandemia afectó mayoritariamente a los hombres.
Otro fenómeno que se observa es que la tasa de ocupados demandantes de empleo cayó del 18,3% al 11,6%. Esto tiene que ver estrictamente con el encierro que generó la pandemia y el empeoramiento de las expectativas de poder conseguir un nuevo empleo, para reemplazar el actual o para sumar ingresos en el hogar.
Por la corresponsalía de Buenos Aires.