Santiago Cafiero defendió la intervención de la cerealera Vicentín, dijo que se trata de una medida excepcional y descartó que el Gobierno nacional vaya a adoptar este "modelo de desarrollo" con otras compañías.
Tras las fuertes críticas que recibió la decisión anunciada el lunes, Cafiero la calificó como "una política de rescate" para la compañía "que está quebrada y tiene deudas muy fuertes", y aseguró que Vicentín "no tenía perspectivas de operar".
Además mencionó que la empresa había perdido la confianza que requiere una compañía de granos, ya que "salió a comprar y nadie le vendió".
El principal acreedor de Vicentín es el Banco Nación, al que le debe 18.300 millones de pesos. "Lograron a partir de este crédito excepcional, cuestionado y judicializado suplir un déficit de administración y de sustentabilidad de su núcleo de negocios, pero el problema lo arrastran desde hace tiempo", sostuvo Cafiero.
Sobre la deuda, explicó que el préstamo "está judicializado porque la empresa no revestía ningún criterio de aceptación por los balances que tenía", y que Vicentín se encuentra en concurso de acreedores desde diciembre.
Además, el jefe de Gabinete contó que la empresa también tenía deudas con productores y cooperativas. "Tomamos la decisión de detener ese sendero de desguace", sostuvo en LN+.
Cafiero indicó que hay muchas otras compañías en esta situación, pero que no hay un plan para expropiarlas. Además rechazó los dichos de la diputada Fernanda Vallejos, que planteó que el Estado debía quedarse con acciones de empresas a las que asiste para el pago de sueldos. El funcionario aseguró que no tienen en mente "ese modelo de desarrollo del aparato productivo".
Sobre las críticas de la oposición, y las sugerencias de que este medida acercaba a Argentina a una política similar a la de Nicolás Maduro en Venezuela, consideró: "Deben leer la norma en la que se busca el tratamiento del proyecto y escuchar a todos esos productores desesperados porque Vicentin no les pagó la cosecha anterior".