"La hora del Diablo": ¿Por qué la mayoría de los desvelos ocurren entre las tres y las cuatro de la madrugada?

Los amantes de la parapsicología y lo sobrenatural tienen una curiosia teoría sobre lo que ocurre en la mitad de la noche y sus causas.

"La hora del Diablo": ¿Por qué la mayoría de los desvelos ocurren entre las tres y las cuatro de la madrugada?
Insomnio, imagen ilustrativa (Foto:Hospital Alemán)

La mayoría de los casos abordados por los parapsicólogos ocurren entre las tres y las cuatro de la madrugada. Incluso, muchos de ellos tienen lugar, asombrosamente, a las 3.33, y según los expertos, no es casualidad.

Insomnio
Insomnio

Uno de los males más frecuentes expuesto por las personas es el desvelo. Muchos reportan que, sin razón aparente, se despiertan o no pueden conciliar el sueño en lo que usualmente se ha llamado "la hora del muerto", "la hora de los muertos" o "el tiempo muerto".

Según reportan, se sufre de una incapacidad momentánea para moverse o hablar a pesar de estar despiertos. Solo dura unos segundos, y ocurre usualmente entre las tres y las cinco de la madrugada.

Distintos estudios indican que en ese rango horario es cuando el cuerpo humano es más vulnerable a organismos patógenos extraños, por los ritmos circadianos (los ciclos fisiológicos que experimenta nuestro cuerpo a lo largo del día) y por una mayor exposición de nuestro sistema inmunológico. Además, en ese lapso es cuando más muertes se suelen registrar.

Pero los más creyentes en lo paranormal le atribuyen este fenómeno a mucho más que los ciclos y las defensas. Para ellos, las sensaciones ocurridas en la madrugada, específicamente a las 3:33 no son casualidad. Y el responsable detrás de este número es nada menos que el Diablo.

Para los defensores de esta teoría, el número surge de la unión de la hora a la que habría muerto Jesucristo, las tres de la tarde, con la edad en la que falleció: 33 años. Así surge 'la hora del diablo', otro nombre que se le da a ese fenómeno. "El diablo siempre busca oponerse a Dios y hace todo lo posible para burlarse de sus símbolos, pero a la vez, imitarlos", dice el teólogo Jesús González.