Tras dos días de silencio, Rusia reconoció en las últimas horas que la explosión ocurrida el jueves pasado en una base de lanzamiento de misiles cerca del Ártico tuvo un carácter nuclear.
El accidente dejó un saldo de, hasta ahora, al menos cinco muertos. En un comunicado, la agencia nuclear rusa, Rosatom, anunció que cinco miembros de su personal murieron en la explosión y otras tres personas sufrieron quemaduras.
Desde la entidad, explicaron que sus empleados aportaban ingeniería y apoyo técnico para la "fuente de energía isotópica" del motor del misil.
Asimismo, brindaron detalles de la explosión, registrada en una "plataforma marítima" y a raíz de la cual varios empleados fueron arrojados al agua. "Las tareas de búsqueda continuaron mientras había esperanzas de hallarlos vivos. Solo luego de eso, informamos de la muerte de cinco colaboradores", afirmaron.
Inmediatamente después del accidente, el ministerio de Defensa indicó que el incidente se produjo cuando se estaba haciendo una prueba de un "motor-cohete a ergol líquido" (propulsor).
Si bien el ejército ruso y un portavoz del gobernador regional declararon que "no hubo contaminación radiactiva", la alcaldía de Severodvinsk, ciudad de 190.000 habitantes a unos 30 kilómetros de la base, aseguró que sus detectores "registraron una breve alza de la radiactividad". No obstante, no precisó hasta qué nivel subió.
Por su parte, Greenpeace Rusia publicó una carta afirmando que las radiaciones duraron al menos una hora, sin que ello represente riesgos para la salud.
"Los acontecimientos conmovieron a la ciudad. La gente entró en pánico. En una hora vendimos todos los stocks", declaró una farmacéutica de la ciudad, Elena Varinskaya, que distribuyó "fichas con las reglas a seguir en caso de contaminación radiactiva".
El peor accidente nuclear de la historia tuvo lugar en 1986 en la Unión Soviética, en el central ucraniana de Chernóbil, y las autoridades fueron acusadas de haber ocultado durante semanas la amplitud del desastre.