Si, existen pequeños seres llamados ácaros que viven impregnados en la cara de los seres humanos, reproduciéndose y alimentándose de la grasa que desprende la piel. Miden alrededor de 0,3 milímetros y lucen como una lombriz.
Pero los ácaros no son lombrices, sino más bien arácnidos, más cercanos a las garrapatas y arañas que a los gusanos. Así lo explicó el portal NPR, que les dedicó una especie de homenaje con una serie de fotos realmente impresionantes.
A pesar de ser muy pequeños, la vida de los ácaros -de la familia Demodex folliculorum- puede provocar escalofríos. Durante el día permanecen encerrados en los poros, y por la noche salen, mientras los humanos duermen.
Por un lado, disfrutan de su alimento: el aceite ceroso que excreta la piel del rostro y que es producida por glándulas en el interior de los poros. Después de comer, se aparean entre ellos. Sobre la cara.
Sin embargo, los ácaros no representan una amenaza para los humanos, salvo que se acumulen realmente muchos. Entonces pueden provocar enfermedades como demodicosis o sarna demodéctica. Los ácaros de la familia Demodex folliculorum cohabitan con varios animales sin que ellos siquiera lo noten.