Tras haber recibido una condena mínima en Paraguay, sería “inminente” la llegada a Córdoba del célebre buchón Juan “el Francés” Viarnes, extraditado a pedido de la Justicia Federal cordobesa.
Cuando llegue, pasará directamente a la cárcel, con prisión preventiva. No hay chances de que espere el juicio (o los juicios) en libertad: perdió ese derecho al fugarse de Argentina y seguir cometiendo delitos en el vecino país, donde se hacía pasar por médico.
Debe enfrentar dos juicios, y el fiscal federal Enrique Senestrari se aferra a que sus argumentos puedan convencer al nuevo tribunal de que Viarnes integraba junto a varios policías, entre ellos el exjefe de Lucha contra el Narcotráfico Rafael Sosa, una asociación ilícita para robar droga a narcos y armar causas.
En un juicio realizado el año pasado, Sosa y varios policías recibieron condenas de entre 1 año y 6 meses hasta los seis años de prisión por distintas irregularidades y extorsión, e incluso dos de ellos (Mario Osorio y Cristian Ingas) fueron absueltos.
Ahora, le toca el turno a Viarnes, pero ante un nuevo jurado. Senestrari sostendrá la acusación contra “el Francés”, mientras espera que la Cámara Nacional de Casación Penal resuelva si las absoluciones y condenas a los policías quedan firmes.
Pero además hay una causa que tiene a los mismos protagonistas, y es la que dio origen al llamado “narcoescándalo”, a mitad del año 2013.
Viarnes había comprado un auto con dólares falsos. Pero el auto estaba en poder de uno de los policías de Drogas Peligrosas condenados, Fabián Peralta Dattoli.
En julio de 2013, en la estación de servicio de Colón y Sagrada Familia, estafador y estafados se cruzaron y se fueron a las manos: así fue detenido Viarnes.
Cuando la Policía allanó la casa que ocupaba “el Francés”, en barrio Urca, encontró miles de dólares falsos provistos por un comerciante de Arroyito que los traía desde Rosario.
Ante Día a Día, Viarnes contó en 2013 que los dólares eran de un conocido narco y que los policías de Drogas Peligrosas se los habían robado.
Para Senestrari, el vínculo entre Viarnes y los policías Sosa y Peralta Dattoli, y entre los tres con los dólares falsos, es innegable. La novela empieza otra vez.