Desde hace dos semanas un crucero turístico internacional está amarrado en el Puerto de Buenos Aires sin poder salir. Una demanda judicial por una deuda millonaria lo mantiene parado en el país. Se trata del buque RCGS RESOLUTE, de bandera portuguesa, que tenía planificado navegar hasta la Antártida, previo paso por Ushuaia. Pero por el litigio, tanto sus pasajeros como parte del staff de la tripulación tuvieron que abandonar el barco y volver a sus países por su cuenta.
El escándalo internacional afecta a cientos de pasajeros que estaban a bordo de la travesía y también a otros miles de personas que ya habían abonado sus pasajes para viajes futuros. Según pudo averiguar Clarín, más de 500 pasajeros provenientes de distintos países que iban en el barco, fueron afectados por el efecto de la demanda a One Ocean Expeditions (OOE), la compañía de viajes canadiense que organiza diversos itinerarios marítimos en todo el mundo y que ahora está bajo investigación.
Fuentes del caso contaron que la empresa desapareció y los damnificados aún no pudieron recuperar la plata perdida. La demanda la efectuó el abogado Francisco Venetucci, especialista en derecho marítimo y representante de las compañías damnificadas. El crucero debía haber partido el 1° de noviembre a Ushuaia y luego, desde ahí, hacia la Antártida. Cientos de turistas habían abonado más de 20 mil dólares para vivir una semana de turismo aventura. Pero el crucero nunca llegó.
Las mismas fuentes contaron que el barco se quedó sin combustible y amarró en Puerto Madryn con la idea de que les suministren combustible. Al no poder llegar a una acuerdo con las empresas locales, el capitán del barco decidió regresar a Buenos Aires, donde finalmente la compañía canadiense, a cargo de la explotación turística de la embarcación, recibió la demanda judicial.
Se trata de un interdicto que le prohíbe, por una orden judicial, la navegación al crucero. La historia detrás de esta reclamo ante la Justicia proviene de una deuda de "siete dígitos en dólares", como explicaron fuentes del caso, por parte de empresas danesas que exigen la deuda por carga de combustible al barco que la empresa canadiense nunca pagó.
A esta denuncia también se suman varios litigios en la justicia por falta de pago de salario a más de cien integrantes del staff que se encarga de realizar los paseos turísticos. "Mayoritariamente, en casos así, hay una compañía (One Ocean Expeditions) que explota la parte turística, otra que aporta la tripulación que está a cargo de la navegación y otra parte que es dueña del barco".
Después de ocurrida la demanda, la empresa canadiense publicó en su Facebook un comunicado tratando de explicar lo que había ocurrido a sus clientes y empleados: "Desafortunadamente, la difícil realidad es que en los últimos meses no hemos estado a la altura de estas altas expectativas que nos fijamos como líderes en la industria de cruceros de expedición. Como resultado del incumplimiento del contrato que sufrimos a principios de este año, nuestra compañía ahora se encuentra en un período difícil de reestructuración", indicó OOE en la red social.
La empresa, fundada en 2007, realizó cientos de viajes de aventura tanto al Ártico como a la Antártida. Se presume que está dirigida por Andrew Prossin, quien firmó el comunicado en la red social. En ese texto se comprometió a reembolsar a los pasajeros y a las compañías de reservas por las cuales las personas compraron los lugares.
En cuanto a los pasajeros afectados, fueron repatriados a sus países de origen. Sin embargo, la tripulación a cargo de la navegación, que pertenece a una empresa alemana, aún se encuentran en el crucero amarrado en el puerto de Buenos Aires.