Duki no sólo realizó una transición del freestyle al trap hasta convertirse en uno de los máximos referentes del género urbano argentino, sino que también eso fue de la mano con su cambio de imagen. Tatuajes en la cara, marcas de ropa y actitud de rockstar, algunos de los ingredientes que lo vuelven uno de los artistas más influyentes de su generación.
En sus comienzos, cuando aún batallaba en las plazas, Duki era un chico común y corriente, sin tatuajes en su rostro ni lujosas joyas en su cuello. Recién en 2018 se hizo el primer tatuaje jugado: una par de alitas debajo de los ojos, unas de diablo y otras de ángel.
Con respecto a la ropa, el autor de “Givenchy” pasó de su mítico camperón del Milan a vestir prendas de diseñador, aunque siempre con un estilo urbano y rapper. Las camisas estampadas, shorts y chalecos se convirtieron en una insignia suya.
En cuanto a su cabello, siempre lo mantuvo corto. Sin embargo, en sus primeras apariciones en El Quinto Escalón llevaba un flequillo lacio hacia uno de sus costados. Más tarde, durante la época de Modo Diablo se decoloró el pelo y apostó por el rosado.
Duki sin tatuajes y previo a ser famoso
Desde muy pequeño, Mauro Lombardo llevaba el cabello lacio y hacia uno de sus costados. Con el pasar de los años, más cerca de su etapa adolescente comenzó a incorporar vestimenta holgada, de equipos de basquet y otros deportes norteamericanos, algo muy común en la cultura hip hop.